El Colegio Sacerdotal Argentino es mucho más que una estadía académica en Roma, asegura su rector
Fue el "encuentro de un pastor con parte de su rebaño" dijo a Radio Vaticano el presbítero Hernández. El Colegio Sacerdotal es, precisamente, el organismo que reúne, en la Iglesia Nacional Argentina en Roma, a los sacerdotes argentinos que estudian en las diversas academias y universidades de Roma.
El rector comentó, también, que cuando le preguntaron al Papa cómo deberían volver estos sacerdotes a la Argentina el Pontífice contestó que tendrían que "cuidar la oración y predicar la Palabra en el lugar donde estén, en el papel que les pidan desempeñar la tarea para la cual se han especializado".
El presbítero Hernández dijo que el Pontífice afirmó que "en la Iglesia hay muchos santos" y que también "hay muchos santos en la Curia Romana".
El Colegio Sacerdotal Argentino
El Colegio Sacerdotal Argentino en Roma (COSAR) -explicó a AICA el presbítero Hernández- es una institución joven. Apenas 13 años desde que fuera creado por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y reconocido por la Santa Sede.
Su creación fue un paso más -importante y decisivo- de un recorrido más amplio. Desde que la Iglesia Nacional Argentina volvió a manos de la Conferencia Episcopal Argentina (antes estaba regenteada por sacerdotes argentinos de la Orden de la Merced), ha sido hogar de algunos sacerdotes argentinos que estudian en los Ateneos de la urbe.
Con el tiempo se vio la necesidad de definir mejor el perfil de esta casa sacerdotal, su finalidad, las reglas de convivencia y permanencia de los presbíteros, sus responsables y otros aspectos. La institución romana de los “colegios” para los distintos países o continentes ofrecía el perfil buscado, y fue elegida para configurar la fisonomía eclesial y jurídica de esta comunidad sacerdotal. En 2002 fue entonces erigida como “colegio sacerdotal” por la Conferencia Episcopal Argentina, dotándolo además de un estatuto y un reglamento.
El estatuto establece que su finalidad es “ayudar a los alumnos a profundizar su formación permanente como sacerdotes, conforme con las líneas trazadas en la exhortación apostólica Pastores dabo vobis de san Juan Pablo II, prestando especial atención a la formación intelectual mediante el estudio, en íntima unidad con la formación humana, espiritual y pastoral”.
Este es el punto clave: la formación permanente. Obviamente, cuando un presbítero es enviado a estudiar, la actividad académica constituye su ocupación central. Roma y Europa le ofrecen un amplio abanico de posibilidades eclesiales, académicas y culturales para ello. Mucho más si, como ocurre de ordinario, se trata de un joven intelectualmente inquieto.
Sin embargo, no hay que olvidar que un sacerdote, al ser enviado a estudiar, recibe una nueva misión pastoral que ha de enmarcarse en su identidad profunda como discípulo de Jesús, pastor de su pueblo, miembro de un presbiterio y, en definitiva, un servidor del anuncio del Evangelio al mundo de hoy.
Su estadía en Roma no es puramente académica. Es parte de ese proceso nunca acabado de asimilar el don recibido en la ordenación. Si el núcleo de toda vida sacerdotal es la “caridad pastoral” por la que ha de amar al pueblo de Dios como lo hizo Jesús, el tiempo intenso de vida y estudio en Roma tiene que formar parte de ese proceso espiritual.
De ahí que el Colegio Sacerdotal se proponga como espacio de formación permanente, en el que ofrecerle a la comunidad presbiteral que lo conforma algunos medios para continuar con este proceso: los servicios pastorales, la misma vida comunitaria, espacios comunes de oración, trabajo y reflexión, la dirección espiritual, el contacto con obispos, presbíteros y laicos argentinos que pasan por Roma, etc.
El COSAR es una comunidad formada por unos 16 sacerdotes estudiantes, a cargo de dos presbíteros que ejercen como rector y vicerrector. Son ayudados por un director espiritual y algunos confesores.
Por parte de la CEA los obispos de la Comisión Episcopal de Ministerios están encargados de velar para que la finalidad del Colegio y las disposiciones del estatuto y del reglamento no solo se cumplan materialmente, sino que sean expresión de aquella espiritualidad de comunión que ha de animar toda comunidad eclesial. Por eso, cada tres años tiene lugar una visita canónica con ese fin.
El trecho de camino recorrido hasta ahora por el COSAR es breve. Sin embargo, la conducción de los obispos, la acción de sus autoridades y la participación activa de los sacerdotes estudiantes han contribuido a afianzarlo como institución eclesial. Es un fruto que nos alegra y estimula hacia delante. En este proceso, la Iglesia Nacional Argentina en Roma ha cumplido un papel fundamental. De alguna manera, ambas instituciones son inseparables y tienen múltiples vasos comunicantes, por los que ambas también se nutren y crecen en su identidad.
“Al cumplirse los cien años de la Iglesia Nacional Argentina -expresó el presbítero Ángel Hernández que es rector de ambas instituciones- no podemos dejar de dar gracias a Dios por el camino recorrido, y por lo que éste significa para el Colegio Sacerdotal. Seguiremos trabajando para seguir cosechando frutos de Evangelio para el bien de la Iglesia en la Argentina y de la comunidad que en torno a ella se reúne, celebra y vive su fe en Jesucristo”.+
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