Por Francisco Xavier SÁNCHEZ |
Hace cerca de 500 años, en 1519, llegó Hernán Cortés a México procedente de Cuba para buscar conquistar lo que hoy es nuestro país. Llegó con hombres blancos y barbados, pólvora, caballos y barcos enormes, que provocaron la sorpresa, el temor y la admiración de nuestros antepasados. Nuestro emperador Moctezuma II no supo cómo reaccionar ante el enemigo y dobló las manos, sometiéndose psicológicamente ante lo que podrían ser dioses amigos que nos visitaban.
Moctezuma II Xocoyotzin se dejó “enajenar”, “alienar”, o por utilizar un término del padre de las bandas Federico Loos, se dejó “apendejar” ante las novedades de los recién llegados. Fue así que en pocos meses gracias a las distracciones de los recién llegados, como espejos y baratijas que traían en sus bolsillos, nuestra población dejó de pensar –perdió su capacidad crítica– y se dejó esclavizar por las novedades extranjeras. El poeta mexicano Gabino Palomares resume bien esta enajenación cultural en su hermoso poema: La maldición de la Malinche (1978) que yo les recomiendo: https://www.youtube.com/watch?v=eyUwolkWINk
En estos días hemos participado a dos acontecimientos mediáticos igualmente enajenadores. Una niña que cumple 15 años y un equipo de futbol que festeja 100 años de existencia. Aparentemente nada extraordinario en esos dos eventos, pero que reflejan bien el grado de enajenación y alienación tan fuerte que seguimos viviendo en nuestro país.
¿Qué cosa es la alienación? Es un término utilizado por Marx (Manuscritos de 1844) para explicar cómo el obrero sede su dignidad y su vida misma a alguien que lo está explotando. La persona no se pertenece a ella misma, sino que (sin darse cuenta) le pertenece a otro. Este término fue empleado también por Karol Wojtyla en Persona y Acción para explicar el proceso de deshumanización que nos impide llegar a ser realmente personas.
Hace 500 años los mexicanos nos dejamos alienar confundiendo a simples mortales con el regreso de dioses protectores. Ahora el poder de los medios de comunicación (nuevos espejos con brillo) hacen que millones de personas se dejen seducir por distractores sociales que representan bien el sometimiento de unos sobre otros. Televisa, TV Azteca, y otros medios de comunicación, son los nuevos distractores que nos atontan, mientras los nuevos monarcas mexicanos nos llevan a la ruina cultural, social, política y económicamente.
¿Pero esto de la alienación en México es novedad? Me parece que lo peor de todo es que por lo menos una parte de la población sabe o por lo menos “intuye” que los XV años de Rubí, el equipo América, las Telenovelas, etc., son distractores sociales que nos impiden pensar críticamente el empobrecimiento y el despojo que estamos viviendo ahora en México. Si es así, la situación se vuelve más crítica y lamentable. Porque una cosa es ser engañados sin saberlo y otra ser cómplices del engaño. Si somos cómplices del engaño esto significa que hemos perdido toda esperanza. ¿Qué hacer cuando una buena parte de la población prefiere divertirse un rato –aún sabiendo que el país se está derrumbando– a mostrar de alguna manera su descontento?
En el México antiguo, cuando la gente se dio cuenta de que Moctezuma II los había traicionado y se había vuelto títere de intereses extranjeros, lo apedrearon (Junio de 1520) muriendo algunos días después. ¿Cuánto tiempo más y cuantas Rubís, Américas, narco-series, etc., más, necesitaremos, antes de despertar y darnos cuenta del despojo que se está realizando a nuestro país?
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