En un discurso de alto contenido ecuménico, que pronunció ante representantes de la African Instituted Churches, organización impulsada por diferentes Iglesias presentes en África dedicada al desarrollo y a la promoción de la justicia y la paz los países africanos, el Santo Padre también destacó el respeto por “la familia, el amor por la vida, por los hijos vistos como don de Dios, el respeto a las personas ancianas, el deber hacia los que están cerca y lejos…”.
“Estos valores religiosos y estos principios de vida, ¿acaso no pertenecen a todos nosotros, cristianos?”, planteó Francisco.
En su discurso, el Santo Padre señaló que aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar el objetivo de desarrollo y justicia en el continente africano. “Por desgracia –lamentó–, la promesa de progreso y de justicia contenida en el proceso de emancipación africana no se ha mantenido siempre, y muchos países todavía permanecen lejos de la paz y de un desarrollo económico, social y político que abarque a todos los sectores y que ofrezca condiciones de vida adecuados y oportunidades a todos los ciudadanos”.
En este sentido, el Pontífice planteó la pregunta de en qué sentido el mensaje cristiano es una buena noticia para los pueblos de África: “Contra la desesperación de los pobres, la frustración de los jóvenes, el grito de dolor de los ancianos y de los que sufren, el Evangelio de Jesucristo, transmitido y vivido, se traduce en experiencia de esperanza, paz, alegría, armonía amor y unidad”.
“Si estamos realmente convencidos de que los problemas de África podrían ser fácilmente resueltos recurriendo a los recursos humanos, culturales y materiales del continente, entonces está claro que nuestra misión como cristianos es acompañar todo esfuerzo para favoreces un uso sabio y ético de dichos recursos”.
En concreto, “resulta urgente el compromiso común para promover los procesos de paz en varias áreas en conflicto. Existe una necesidad urgente de formas concretas de solidaridad hacia el necesitado, y es responsabilidad de las Iglesias ayudar a las personas a dirigir sus energías a ponerlas al servicio del bien común y, al mismo tiempo, defender su dignidad, su libertad y sus derechos”.
Francisco subrayó que “más que nunca, existe la necesidad de que todos los cristianos aprendamos a trabajar por el bien común”.
“Si bien existen relevantes diferencias entre nosotros en cuestiones de naturaleza teológica y eclesiológica, tenemos también muchas áreas en las que los líderes y fieles de las diversas comunidades de la familia cristiana pueden establecer objetivos comunes y trabajar por el bien de todos, especialmente por el bien de nuestros hermanos y hermanas más desventajados y débiles”.
Por último, recordó que “un particular compromiso de los cristianos en la sociedad africana es promover la coexistencia de grupos étnicos, de tradiciones, de lenguas y también de religiones diferentes, un compromiso que, con frecuencia, encuentra obstáculos debido a graves hostilidades recíprocas”.
“También por este motivo querría animar a un encuentro y diálogo ecuménico entre nosotros más intenso, y con las demás Iglesias y comunidades cristianas”.
Publicar un comentario