Venezuela…

 
Guaidó tiene de su lado toda la legitimidad en su intento de lograr que haya un golpe de Estado. Lo que hizo, sin ninguna duda, fue un motín con la intención de que derivara en un golpe de Estado. Incluso si un tirano está en el Poder sin ninguna legitimidad y por haberlo tomado por la fuerza, tratar de tomar el Poder implica un golpe de Estado.
Pero Guaidó, desgraciadamente, carece de fuerza para realizar un golpe de Estado. Su única posibilidad, sobre el tablero, es esa: tratar de prender la mecha. Creo que hizo lo único que podía hacer y lo hizo bien. Pero, ya ayer, me quedó muy claro que, cuando tienes fuerza, no te limitas a liberar a alguien de un arresto domiciliario. Esa acción dejaba bien claro lo poco que podía. Ayer vi la televisión con esperanza, pero con tristeza. Si hubiera prendido la mecha, tendría que haberlo hecho en las siguientes horas. Pero solo vi protestas. Los generales, incluso los capitanes, seguían en sus puestos. No es tan sencillo derribar la pirámide de Poder, porque Poder es fuerza.
Querer no es poder. La toma del Poder por la fuerza es una acción nada fácil, por eso los regímenes inicuos se mantienen. Guaidó movió bien sus fichas, pero solo tenía un par de peones frente a las torres y la reina. Ayer vimos cómo, sobre el tablero de la calle, los blindados se movían arrollando a los que protestaban; es todo un símbolo de esas torres moviéndose impasibles entre los peones.
Hay una diferencia entre un golpe de Estado, un motín, una rebelión o incluso una revolución. Hace tiempo que resulta evidente que solo la intervención internacional logrará liberar a los millones de personas secuestradas en ese territorio.
¿Debe intentar algo más Guaidó hoy? Sí, debe intentarlo todo. Nunca se sabe cuándo puede prender la mecha. Guaidó solo necesita ganar una sola vez. En el momento en que aparezca una grieta en el Estado Mayor, todo se derrumbará. Pero ese día no veremos a nadie liberando a alguien de un arresto domiciliario ni a jóvenes lanzando piedras. Los golpes de Estado se dan en los salones de estar de las casas de los generales, no en la calle ni en los cuarteles.
Guaidó, sigue adelante. Todo parece que no sirve para nada, hasta que, de pronto, se oye un crujido y todo se derrumba.

Pero, Señor, ¿por qué resiste tanto el Mal en esa nación? Tantas veces esa pregunta. Tanto se ha orado. Se han puesto tantos medios… 

Sin ninguna duda, es porque “ese mal” es mucho más inicuo de lo que imaginamos. Si no, no hubiera podido resistir. No nos equivoquemos, por vulgar que sea Maduro y sus criminales, es más malvado de lo que pensamos. El Mal no necesita uniformes ni paso de la oca. El infierno también puede tener el rostro de un payaso.

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