Francisco de Borja nació en Gandía (Valencia) en 1510. Como descendiente de la realeza fue Duque de Gandía, Gobernador, Virrey de Cataluña y hasta Consejero del Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
Contrajo matrimonio a los 19 años con Leonor de Castro y tuvo ocho hijos, a quienes crió con gran esmero.
Cierto día, siendo Virrey de Cataluña, recibió la misión de conducir los restos mortales de la Emperatriz Isabel a la sepultura real de Granada. Cuando fue a reconocer el cuerpo en el ataúd vio que la cara de la difunta estaba ya en proceso de descomposición y comprendió la caducidad de la vida eterna.
“¡No serviré nunca más a un señor que pudiese morir!", fue la resolución que tomó y que se ha hecho famosa.
Después de morir su esposa, velar por la educación de sus hijos y dejar sus títulos y bienes, ingresa a la Compañía de Jesús donde llegó incluso a ser ayudante del cocinero. Fue ordenado sacerdote y posteriormente es nombrado Provincial en España. Fundó una multitud de casas y colegios. Los reyes y Papas le pedían consejos.
En 1566 es nombrado Tercer Superior General de la Orden y apoyó mucho a las misiones. Inició el Colegio Romano, pero rechazó el título de fundador que ordinariamente se da a Gregorio XIII, quien lo restableció con el nombre de Universidad Gregoriana.
Retornó a la Casa del Padre a la media noche del 30 de septiembre de 1572. De él diría el P. Verjus: “San Ignacio de Loyola proyectó el edificio y echó los cimientos; el P. Laínez construyó los muros; San Francisco de Borja techó el edificio y arregló el interior y, de esta suerte, concluyó la gran obra que Dios había revelado a San Ignacio".
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