Mi opinión sobre el Sínodo de la Amazonia concuerda totalmente con la de Alejandro Bermúdez. Perdón, no es que concuerde, aprendo de él. Él es un especialista en los temas eclesiales de los que habla y le escucho no para concordar, sino para aprender. Su visión es católica, inteligente, serena y mesurada. Pueden verse algunas de sus opiniones en estos vídeos
Voy a decir algunas cosas más sobre el sínodo. Pero no serán todas las que pienso, porque callar, a veces, es necesario. Pero voy a intentar no caer lugares comunes. ¿Y es que resulta necesario que diga algo sobre esa ceremonia de los jardines vaticanos? ¿Es necesario que diga algo sobre el “via crucis” de la Plaza de San Pedro? La lista podría seguir. No, no es necesario. No quiero repetir lo evidente.
He redactado lo que seguía a partir de aquí, en este post, ya no sé cuantas veces. He escrito y borrado, una y otra vez. Y es que no hay manera de hablar sin faltar a la caridad. Ya dije hace meses que, en mi opinión, este sínodo (tal como estaba organizado) solo iba a servir para crear enfrentamiento y división.
Pero una cosa tiene de positiva este sínodo y es que todos hemos visto con nuestros propios ojos que la agenda progresista de algunos era mucho más radical de lo que imaginábamos. Si alguien me hubiera dicho hace años que una imagen de la Pachamama (una diosa indígena) iba a ser colocada en una iglesia romana, no me lo hubiera creído. He visto ritos en la Plaza de san Pedro que son inaceptables.
He visto un sincretismo que es expresión de los esquemas teológicos no católicos que hay en la mente de algunos. Ahora, con esta división, con esta confusión, nos enfrentamos debilitados al amenazante desafío del Sínodo de Alemania.
El documento final del sínodo será totalmente católico, no tengo la menor duda. El problema es que ya hemos visto que hay en la mente de muchos. Ese es el problema. Lo hemos visto por lo que hacen y por lo que permiten.
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