ES MUY CLARO QUE en los tantos siglos de historia humana jamás habíamos tenido un nivel así de alto en ventajas y oportunidades en tantos ámbitos: salud, comunicación, movilidad, escolaridad, previsión y atención de catástrofes, investigación científica y proyección cultural, fomento de valores e intercambio de opiniones; al respecto repito lo que escuché en uno de los poquitos ratos de radio en mi jornada, que un campesino del siglo XXI vive mucho mejor que un potentado del siglo IX…
EL CONTRASTE VIENE cuando en pleno siglo de la conquista del planeta Marte, hay quienes andan buscando vivir muy “al natural”, como si el ideal fuera volver a un estado salvaje, sin aires acondicionados, sin alimentos repletos de conservadores, sin aerosoles ni plásticos a su alrededor; mayor contraste cuando desdeñamos la ciencia y nos entregamos en brazos de agoreros y abaratadores de ilusiones, cuando nos desinteresamos de la auténtica política y nos conformamos con merolicos mesiánicos…
LLEGUEMOS RÁPIDO a la conclusión (sumando y restando, sacando la raíz cuadrada y sin descuidar las variables y los algoritmos históricos) que la culpa no es de los tiempos ni de las épocas, sino de los que pisamos este suelo y perdemos de vista la panorámica; la malvada y recochinotota culpa es de quienes nos dormimos en nuestros laureles y nos habituamos a oprimir teclas automatizadas; la horripilante y asquerosísima culpota es de quienes nos esclerotizamos en pretextos y nos apasionamos con celofanes y máscaras…
LOS ANTIGUOS GRIEGOS llegaron a un nivel de conocimiento y reflexión excepcionales pero luego los invadió la barbarie; los romanos de hace dos mil años obtuvieron conquistas y progreso en leyes y administración pero no tardaron en aparecer los excesos y corruptelas; los avances técnicos y productivos de la revolución industrial se viciaron con la ambición y la injusticia inimaginables; las ventajas científicas, tecnológicas y sociales del siglo XX se nos pueden ir de las manos si nos dejamos invadir por la vanalidad, la superstición y la pérdida de identidad y valores (¡uf!, ¡parecería un cuento sin fin!)…
LOS PADRES SINODALES que se reunieron en Roma durante todo el mes de octubre, hoy mismo están terminando sus reflexiones y discusiones en torno a un tema crucial: “Amazonia, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”; que nadie pierda de vista que tarea de la Iglesia es el anuncio de Cristo muerto y resucitado para la salvación, pero que tampoco nadie pierda de vista que el ritmo y modo que le hemos impuesto al planeta (y a la vida humana en él) necesita una revisión profunda y un redireccionamiento substancial, pues al paso que vamos, ya no tendremos mucho por dónde ir…
SACO MI CATECISMO -no la versión dirigida a los infantes que se preparan a su primera comunión, ¡no!, sino el oficial, de 2865 párrafos- y busco el credo llamado niceno-constantinopolitano; en él se confiesa a Dios como ¡Creador del cielo y de la tierra!, y al final lo que en latín se escribe “credo vitam venturi saeculi” se ha traducido como: ¡creo en la vida del mundo futuro!…
SIN VANO AFÁN de buscarle cinco pies al gato (-¿Qué no eran tres?, -Pues tres sí tiene, pero cinco ¡jamás!), eso de que Dios es creador del cielo y de la tierra no se puede entender sino como un TODO que abarca TODO, hasta los ácaros y las galaxias, así que estamos en la tarea de cuidar TODO; y eso de creer en la “vida del mundo futuro” no abarca sólo la eternidad que esperamos en su presencia, sino el desarrollo de los acontecimientos de este mundo…
Y MIRA CÓMO se dijo lo anterior en el Concilio Vaticano II: La espera de una “tierra nueva” no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana (…) de ahí que el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo (…) interesa mucho al reino de Dios, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana (GS 39)…
EN POCAS PALABRAS: si la Iglesia está preocupada por la ecología integral, su interés radica en que Dios es el creador de todo, y Dios mismo nos ha puesto en este mundo para crecer hasta la realidad última y definitiva, que llamamos “Vida Eterna”…
DENTRO DE 10 ó 15 siglos (y otros re-quete-muchos-más) un tema de plática entre los que pisen este planeta y acaso otros más, será que las generaciones del siglo XXI tuvieron tantos y tan bellos avances y oportunidades, y que las metidas de pata garrafales fueron superadas con trabajo y tesón, a gritos y sombrerazos, sudando la gota gorda y que se las vieron negras para sacar al buey de la barranca…
TERMINO PIDIENDO un pequeño favor: hoy mismo, cuando te sientes a cenar muy en paz y acompañado de tus seres queridos, date cuenta de los alimentos que consumirás, de los recipientes de los mismos, de la mesa y habitación en donde estás, de los avances técnicos, médicos, culturales, éticos que han hecho posible tu mundo; y también piensa en lo que has de heredar a los habitantes del planeta Tierra y que disfrutarán en el siglo XLVII, o en el siglo CLV, o en el siglo MMDCCIII; yo -por lo pronto- vuelvo a repasar los números romanos que siguen siendo “remonos”…
Leer: Ángelus dominical: Encender una pequeña luz
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