“Ante la situación que vivimos, cada nicaragüense decida y actúe desde el interior e inviolable dignidad de su conciencia, libremente, para hacer lo que considere más justo y conveniente, en este momento para Nicaragua”, señalaron los obispos en un mensaje publicado este jueves 21 de octubre, titulado “Mi auxilio me viene del Señor”.
“Como lo hemos expresado en diversas ocasiones, una auténtica democracia es el fruto de la aceptación convencida de los valores: la dignidad de toda persona, el respeto a los derechos humanos, la búsqueda del bien común como fin y criterio regulador de la vida política”, resaltaron los obispos.
“Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad”.
Los obispos también precisaron que “la institucionalidad no es secundaria en un estado democrático, el cual solo es posible en un Estado de derecho, en donde el ejercicio del poder está sujeto a la observancia irrestricta de la ley y se caracteriza por la independencia y separación de los poderes del Estado”.
“Estas son, entre otras, condiciones básicas e indispensables para el ejercicio de elecciones libres, justas y transparentes”, subrayaron.
Nicaragua es gobernada desde hace 14 años por Daniel Ortega, exguerrillero que busca reelegirse el 7 de noviembre con buena parte de los candidatos opositores encarcelados, incluyendo a Cristiana Chamorro, la postulante que según las encuestas podría derrotarlo.
Además, el Consejo Supremo Electoral (CSE) suspendió al principal partido opositor, la Alianza Ciudadanos por la Libertad, cuya presidenta Kitty Monterrey tuvo que exiliarse en Costa Rica. También se ha prohibido cualquier manifestación partidaria.
El régimen ha apresado a periodistas, activistas y empresarios, y más de 100 mil nicaragüenses han dejado el país.
Según informa el diario El País, Estados Unidos exige la libertad de todos los detenidos y no reconoce el proceso electoral. La Unión Europea y países latinoamericanos como Uruguay, también han criticado la situación actual.
El 4 de octubre Ortega volvió a arremeter contra los obispos, críticos a su régimen, y los llamó “terroristas”. A comienzos de septiembre se refirió a los prelados como “demonios de sotana”.
Para el presidente de Nicaragua, los obispos fueron parte de “un intento de golpe de Estado” por haber respaldado las manifestaciones de abril de 2018 que fueron brutalmente reprimidas por el gobierno.
“Con corazón de pastores, caminamos en medio del pueblo de Dios, experimentando de su viva voz las difíciles situaciones que vivimos los nicaragüenses; vemos, sentimos y corroboramos el dolor de tantos”, dijeron los obispos en su comunicado de hoy.
Por ello “estamos cercanos a los enfermos, a las familias desintegradas por la migración forzada, a los desempleados, refugiados, exiliados, a los privados de libertad y sus familias”.
Los obispos de Nicaragua recordaron que “la oración es nuestra fortaleza, por lo que insistimos en no cansarnos y más bien concentrarnos e intensificar los momentos de oración”.
Los prelados alentaron a dedicar tiempo “principalmente a la visita a Jesús sacramentado, el rezo del Santo Rosario, la renovación al Inmaculado Corazón de María en los hogares, familias, comunidades y todo acto de piedad que nos acerque a Dios”.
“Rogamos a María Santísima Auxiliadora de los cristianos que ruegue por nosotros”.
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