“El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre…”. Reflexión de Mons. Ruy Rendón, para el domingo 29 de diciembre. I bought a Mcg kit and was frightened of a priapus and so i injected mcg which you can do cialis free. It will be the best medicine on the market generic cialis Me and my wife have been buy cialis. argaiv1041 “El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
Los textos bíblicos de este domingo nos exhortan a practicar una serie de virtudes que, sin duda, nos ayudarán a hacer de nuestras familias: iglesias domésticas donde se viva la fe, la esperanza y la caridad; y donde, además, se crezca en lo humano, en lo cristiano y en lo misionero. El texto del Sirácide, también llamado Eclesiástico (primera lectura), nos recuerda las actitudes que cada uno de los miembros de una familia debe poseer para poder agradar a Dios. Será interesante releer el texto, poniendo mucha atención, a fin de fomentar en nuestro hogar un ambiente de concordia y felicidad: “El que honra a su padre queda limpio de pecado… encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada… tendrá larga vida; y acumula tesoros, el que respeta a su madre… Hijo, cuida a tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se debilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará en cuenta de tus pecados”. El texto de san Pablo a los colosenses nos presenta, por otra parte, una lista interminable de virtudes humanas, cristianas y pastorales, que muy bien pueden constituir un proyecto de vida familiar para todos nosotros; así por ejemplo, se nos dice, entre otras cosas: “sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro… Y sobre todas estas virtudes tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión”. Así mismo, el apóstol nos exhorta a vivir en paz, ser agradecidos, valorar la palabra de Dios, enseñarnos y aconsejarnos unos a otros, alabar a Dios, etc. Termina invitando a los matrimonios a respetarse y a amarse mutuamente; a los hijos a obedecer a sus padres, y a los padres a no exigir demasiado a sus hijos… El evangelio, por último, nos narra cómo Dios en tres ocasiones acompañó, protegió, aconsejó y clarificó el camino de san José, a fin de que la Sagrada Familia pudiese sortear eficazmente los peligros que la amenazaban en la persona del rey Herodes y de su hijo Arquelao: “El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre…”. Pidamos a Dios nuestro Señor, en la Eucaristía dominical, por todas las familias del mundo entero. Sabemos que existen muchas clases de familias: unas más integradas y estables, otras que atraviesan por situaciones muy complejas e inestables… Pidamos en especial por las familias que, a causa de la migración, se encuentran separadas en sus miembros, para que haya leyes más humanas que velen por sus derechos. Amén.
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