En la ocasión el sacerdote reflexionó sobre el sentido de la navidad y sobre lso marginados de la sociedad. “Los privados de libertad de la cárcel de Rancagua tuvieron una hermosa fiesta de Navidad en la que participaron los niños del conjunto Los Grillitos de Graneros, quienes animaron la Eucaristía y luego ofrecieron villancicos y bailes para homenajear al niños Jesús. La generosidad de tantos hermanos permitió llevar alegría y esperanza a ese pesebre donde Cristo permanece privado de libertad, en muchos casos viviendo una doble marginalidad: estar preso y ser pobre… Fue una fiesta hermosa y emocionante… Ahí podemos contemplar la dulce faz del niño que nos llena de ternura y nos ayuda a ver con sus ojos a nuestros hermanos que sufren la privación de libertad… incluso ahí: El Niño también viene con su luz a iluminar la oscuridad del sin sentido o de la desesperanza… La cárcel es un lugar de Gracia para quienes trabajamos pastoralmente ahí, donde Dios nos habla cada vez que nos encontramos con un hermano preso. Ha sido un tiempo de mucha bendición para nosotros y también para quienes están ahí… Un grupo de mujeres recibieron el bautismo como una respuesta de ellas a este Señor que no las abandona nunca y las sigue amando. La cárcel es un lugar de encuentro con Dios y con lo más frágil del ser humano… ahí experimentan con dolor muchas veces, el quedarse solos, la traición del amigo o el abandono de los que amaba… sólo quedan los padres o los hijos”, comentó el presbítero.
Recordó también que “muchos seres humanos viven en abandono o en condiciones de inhumanidad, apartados de su dignidad a través de la violencia que se ejerce contra ellos: como hambre, droga, maltrato, abuso, muerte, pobreza y marginación… Cristo nos sigue llamando la atención desde el dolor que sufren los más necesitados, Él no se olvida de nosotros pues Dios mira a su Hijo en ellos”.
Desde esa realidad, interpeló a cada miembro de la sociedad, haciendo notar que los que están privados de libertad son hermanos nuestros, “muchos de ellos pertenecen al mundo de la marginalidad, les faltaron oportunidades, se quedaron solos en un ambiente de violencia y de transgresiones sociales. Nadie elige ser pobre, ni tampoco elige su familia, sin embargo Cristo elige vivir por nosotros, nadie queda al margen de su opción por nosotros, ni siquiera los que están privados de libertad” precisó.
Fuente: Comunicaciones Rancagua
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