Mons. Aguer: ¿Es la Argentina un país normal”
Primero, dijo, “hemos vivido un año electoral con elecciones todo el tiempo. Todos en campaña, todo el tiempo campaña. ¿Cómo se puede continuar normalmente la gestión de un país si todo el mundo está ocupado en la propaganda? Esto daría para conversar largamente; es algo que hemos vivido todos. Añado dos episodios recientes: las elecciones en la AFA y los ridículos cabildeos y caprichos acerca del traspaso del mando presidencial. ¿Se acabarán los papelones?"
Como segunda cuestión se refirió a las estadísticas. ¿Vieron -dijo- cómo se repitió la discusión sobre las estadísticas? Las empresas que brindan estadísticas difieren entre sí. Claro, a unas les pagan unos y a otras les pagan otros. Parece que uno compra las estadísticas. Incluso las oficiales como las del Indec: ¿cómo pueden diferir tanto? Por ejemplo: en el tema de la pobreza la estadística oficial señala un 6 por ciento, mientras que el Observatorio de la Deuda Social de la UCA habla de casi un 30 por ciento”.
“¿Se dice la verdad o se miente todo el tiempo? ¡Uno se encuentra con cada cosa tan sorprendente y observa cómo circula con tanta naturalidad la mentira en la vida pública argentina! Estuve buscando en el diccionario de la Real Academia Española la palabra “relato” y tiene 2 acepciones. Primero habla del “conocimiento detallado que se da de un hecho” y luego indica “narración, cuento”. Y ahí está la cosa, porque esto tiene que ver con la verdad o la mentira. ¿Decimos la verdad? ¿Las estadísticas dicen la verdad? ¿Y en las expresiones y en la discusión política, en las campañas, en la propaganda, se dice la verdad? ¿O nos basamos en cuentos?”.
El tercer tema de su reflexión es la confrontación. “Parece que todos somos enemigos. ¿Cómo es posible que todos seamos enemigos? Un sector del país siempre queda afuera en estas discusiones y se los excluye, o se excluyen. Si no estamos de acuerdo entonces es como si los otros no existieran, y eso no puede ser. La identificación del país como Nación no puede reducirse a un sector; y en esto hay mucho que cambiar, porque es una realidad que viene de muy lejos. ¿Viene desde 1810? Probablemente sí, pero algún día tenemos que salir de una situación semejante”.
Otro aspecto es la corrupción. “Se habla mucho últimamente de la corrupción, pero ¿quién se salva de ella? Surgen las sospechas y las denuncias. ¿Llegarán algún día a clarificarse a través de un juicio justo? ¿No es lo que nos merecemos todos? ¿No es eso algo fundamental para normalizar el país?”.
Por último monseñor Aguer preguntó: ¿es normal que un país potencialmente tan rico como el nuestro ande siempre a los tumbos y que el trabajo genuino sea necesariamente reemplazado por la asistencia oficial, estatal? Creo que el funcionamiento normal de una sociedad en desarrollo tiene que brindar trabajo genuino para todos. El papa Francisco insiste muchísimo en el derecho al trabajo. Es verdad que hay momentos de urgencia en los cuales hay que acudir y siempre el Estado tendrá que acudir a ayudar a un sector menos favorecido, pero la normalidad procede del trabajo”.
“Estas son las cosas que se me ocurrió dejarles a ustedes para que piensen y lo digan y también lo comenten. Ojalá que podamos empeñarnos en serio para llegar a ser un país normal lo antes posible. La mayoría de los argentinos es gente normal, me parece; entonces ¿qué es lo que pasa?”, concluyó el arzobispo platense.+
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