En el mensaje, el Papa explica que “el Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia” porque la Iglesia “está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar”.
“Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos”, escribió Francisco y añadió: “estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del lenguaje y de las acciones de la Iglesia transmitir misericordia”.
Francisco expresó el deseo de que las palabras y las acciones nos puedan ayudar a salir “de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio”. La palabra del cristiano, por el contrario, “se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación”.
El Papa también se refirió al lenguaje de la política y de la diplomacia, y pidió que “se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido”. Después llamó, “sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresase cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores”.
Francisco también dirigió un mensaje a la Iglesia: “¡Cómo desearía que nuestro modo de comunicar, y también nuestro servicio de pastores de la Iglesia, nunca expresara el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillara a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho!”.
La misericordia, recordó, puede ayudar “a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado (violencia, corrupción, explotación, etc.), pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones”.
“Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia —explicó el Papa— tocan los corazones de quienes somos pecadores. Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa”, señaló el Papa en su mensaje.
Al final del texto, también se refirió a las redes sociales, que pueden “favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos.
Por este motivo, pide que en el Año Jubilar vivido en la misericordia “nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.+
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