"Europa debería preguntarse por qué no es capaz de enseñar a estos jóvenes a organizar su vida con el fin de construir algo positivo en lugar de perderla con la violencia y la guerra", dijo el Arzobispo Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra a ACI el 25 de agosto
En los últimos meses, el Estado islámico ha llevado a cabo una campaña online en el mundo occidental que les ha permitido contratar a miles de jóvenes canadienses, europeos y estadounidenses que se ofrecen como voluntarios para luchar en el grupo terrorista.
Al menos 500 personas de Inglaterra han viajado a Irak o Siria para unirse al Estado Islámico y algunos creen que el asesino del periodista estadounidense, James Foley, es un ciudadano británico.
La organización militante islamista sunita estuvo dentro de los rebeldes que lucharon en la guerra civil de Siria; esta primavera extendió sus operaciones a Irak, tomando el control de Mosul y las franjas del territorio al norte y oeste del país, así como en el norte de Siria.
Todas las personas no sunitas han sido perseguidas por el Estado Islámico. Decenas de miles de cristianos, yazidis y musulmanes chiítas han huido del territorio.
Frente al éxito que ha logrado el grupo terrorista en el reclutamiento de jóvenes europeos, Mons. Tomasi subrayó que el continente no ha "entregado una dimensión espiritual para motivar a los jóvenes que están en búsqueda de un ideal".
"Cuando las personas crecen, quieren cambiar las cosas, quieren luchar contra la injusticia y cuando alguno de estos valores no logra concretarse la tentación de buscar otra solución se vuelve muy fuerte".
En muchas ocasiones, el Papa Francisco ha pedido por la paz en la región, nombrando a un enviado papal y donando un millón de dólares para ayudar a los refugiados que han huido de la violencia en la región iraquí autónoma de Kurdistán.
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