El testimonio de Madre Teresa de servir a Cristo en los “más pobres entre los pobres” enseñó que la mayor pobreza no estaba en los arrabales de Calcuta, sino en los países “ricos” cuando falta el amor o en las sociedades que permiten el aborto.
"Para mí, las naciones que han legalizado el aborto son las más pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir", dijo.
En este sentido, estaba convencida de la importancia del fortalecimiento de las familias para alcanzar un mundo de paz.
“En todo el mundo se comprueba una angustia terrible, un espantoso hambre de amor. Llevemos, por tanto, a nuestras familias la oración, llevémosla a nuestros niños, enseñémosles a rezar. Pues un niño que ora, es un niño feliz. Familia que reza es una familia unida”.
En 1979 se le confirió el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo esto no la llenó de vanagloria, sino que buscó llevar las almas a Dios. Tal como lo recordó San Juan Pablo II durante la beatificación de Madre Teresa el 19 de octubre del 2003.
“Saciar la sed de amor y de almas de Jesús en unión con María, la Madre de Jesús, se convirtió en el único objetivo de la existencia de la Madre Teresa, y en la fuerza interior que la impulsaba y la hacía superarse a sí misma e ‘ir deprisa’ a través del mundo para trabajar por la salvación y la santificación de los más pobres de entre los pobres”, resaltó.
En una entrevista a la revista brasileña misionera “Sem Fronteras” (1997) le preguntaron sobre el mensaje que le gustaría dejarnos, y respondió lo siguiente:
“Amense los unos a los otros, como Jesús los ama. No tengo nada que añadir al mensaje que Jesús nos dejó. Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz”.
¡Feliz fiesta de la Beata Madre Teresa de Calcuta!
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