En Venezuela se está forjando, si es que no se ha forjado ya, una nueva religión cuyo principal dogma empieza a tomar esa forma: “Chávez es Dios y Maduro su profeta”. Alguno puede pensar que estoy exagerando y que no hay que tomarse tan a la tremenda el hecho de que el Partido Socialista Unido de Venezuela haya “sacralizado” el padrenuestro chavista, sustituyendo a Dios Padre por el fallecido líder populista. Pero es que no es la primera vez que los seguidores de Chávez hacen algo así. El mismísimo Nicolás Maduro dijo esto hace algo más de un año:
“Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo verdad en Chávez”
Recordemos igualmente que el actual presidente venezolano afirmó que Hugo Chávez se le apareció en forma de «pajarico chiquitico». Si Hugo Chávez se hubiera sido mujer, el chavismo estaría hoy proclamando su inmaculada concepción y asunción a los cielos en carne mortal y Maduro sería la nueva Santa Bernardette a la caribeña.
La cosa no tendría mayor importancia -locos e idólatras los ha habido siempre- si no fuera porque esa gente está al frente de una nación. No es descartable que, al igual que la dictadura comunista china, el chavismo acabe por legalizar un nacional-pseudo-catolicismo-chavista que ejerza de contrapeso a la Iglesia Católica en el país. Siempre pueden encontrar a algún Milingo dispuesto a ordenar a los sacerdotes chavistas.
De momento Maduro se ha permitido el lujo de decir que los obispos católicos venezolanos no representan al pueblo católico . Pues oiga, resulta que, como ya enseñaba San Ignacio de Antioquía nada más empezar el siglo II, “allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la Iglesia católica” (Ep. a los esmirneanos, 8).
No sé en qué puede acabar esta deriva histriónica e idolátrica del chavismo venezolano. En España cuentan también con su propio profeta, el líder de Podemos, que como ya dije hace unos días, se expresa de forma muy “religiosa” respecto a Hugo Chávez:
https://www.youtube.com/watch?v=eYjlR2l39r0
Tendría gracia que el próximo cisma viniera de manos de esta panda de políticos fanáticos y totalitarios. No tiene gracia alguna que haya millones de necios dispuestos a votarles, pero como dijo Chesterton, cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa. Incluso en un populista cuyos huesos no se levantarán hasta el día del juicio final.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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