This is residue of Christian couple from Pakistan burnt alive on blasphemy charges. I personally feel ashamed ! Sorry pic.twitter.com/uc83KQM7Kh
— Anas Abbas (@Anas_Abbas1) noviembre 5, 2014
La blasfemia es considerada un delito grave en el régimen musulmán conservador de Pakistán, donde aquellos que son acusados son objetos, en algunas ocasiones, de linchamientos.
Shame! A Muslim mob burnt a Christian couple alive in Pakistan. The woman was pregnant. http://t.co/UkTekC8SeZ pic.twitter.com/EjdmWyz5dO
— Firstpost (@firstpostin) noviembre 5, 2014
Los medios locales han informado de que el matrimonio cristiano estaba acusado de quemar una copia del Corán y arrojarlo a la basura en la provincia de Punjab el pasado martes. La policía ha dicho que sus cuerpos fueron quemados en la fábrica de ladrillos en la que trabajaban.
"Hemos arrestado a 44 personas, se trata de problema local incitado por el mulá de la mezquita de la localidad", ha contado a Reuters el jefe de la Policía regional, Jawad Qamar. "Ningún grupo terrorista o religioso particular está detrás de este ataque", ha añadido.
Las acusaciones por blasfemia, incluso cuando se llevan ante la justicia, pueden conllevar pena de muerte en Pakistán, de mayoría musulmana. Es complicado luchar contra ello ya que las leyes no definen claramente qué es la blasfemia. La presentación de la evidencia puede estar, en ocasiones, considerada como una infracción.
Christian couple beaten to death by a mob in #Pakistan http://t.co/XWbJ2ijPQV pic.twitter.com/YwXVSqnqtU
— DW (English) (@dw_english) noviembre 5, 2014
Los cristianos suponen alrededor del cuatro por ciento de la población paquistaní y suelen tener un perfil bajo en un país en el que los milicianos suníes atacan frecuentemente a los colectivos que consideran herejes, entre los que se incluyen los cristianos, los sufíes y los chiíes.
Todas las minorías que habitan en Pakistán consideran que el Estado no hace lo suficiente para defenderlos e, incluso, tolera la violencia contra ellos.
El mes pasado, un hombre británico que padecía una enfermedad mental y había sido sentenciado por blasfemia a principios de año, fue disparado en su celda por un guardia de la prisión.
También en octubre, un jurado paquistaní confirmó la pena de muerte a una mujer católica, Asia Bibi, también acusada por blasfemia. Un caso que acaparó titulares de todo el mundo después de que dos reputados políticos que trataron de ayudarla fueran asesinados.
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