El Cardenal Arzobispo presidió la Reunión Conjunta

Vicarios Episcopales, Encargados de Comisiones y Vida Consagrada

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Vicaría de Pastoral

En el clima del Adviento y en los días de las Posadas se realizó esta importante Reunión en el Centro Diocesano de Pastoral. A la hora programada, llegó el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, para dar inicio, a las 10.30 a.m.
Primero la oración con la Lectio Divina, que se inspiró en el Evangelio de San Mateo (5, 43-48): “Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque Él hace brillar su Sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores”. Se reflexionó sobre esta doctrina, que siempre conmueve nuestras actitudes.

MENSAJE MUY OPORTUNO
Luego, el señor Cardenal saludó con amabilidad a todos los presentes: “Me alegra estar esta mañana en esta reunión con todos ustedes. Desde la venida constante del Señor quiero invitarlos a descubrir su presencia en la Iglesia y en los acontecimientos… ¿Cómo está viniendo el Señor a mí? Nos corresponde facilitar que el Señor venga con la acción pastoral, especial con este toque fuerte que el Papa ha querido dar con el tema de la Misericordia…”.
Insistió en que debemos abordar el tema de la Misericordia sin interrumpir o distraer el Proceso Pastoral, así como despejar toda duda, incluir transversalmente la Misericordia en el Proceso. Citó la Cuarta de las Siete Líneas. Posteriormente, mencionó actitudes de Agentes marginales. En tal caso, no debemos excluir a nadie, “hacer salir el Sol sobre todos, no etiquetar. Todos merecen el rayo de Sol de nuestro Proceso. Por lo tanto, el Año de la Misericordia viene no a oponerse, a distraer, interrumpir o a ser una zancadilla u otra alternativa frente al Proceso, sino a enriquecerlo y a abrir sus posibilidades. Debemos tener comprensión para no quedarnos al margen, sino, más bien, invitar a todos a ir por este camino en unidad”.

LA AGENDA
En el primer momento considerado por el Programa, vino el señor Cura José Abel Castillo Castillo, Párroco de Nuestra Señora de la Paz,a tratar lo referente al Año de la Misericordia, cuya Comisión Diocesana él preside, para presentar el material y comentar los eventos programados; hubo preguntas y explicaciones sobre el particular.
En la segunda parte, se vio la iluminación sobre la relación de Proceso y eventos. Se extendió lo dado a conocer en el Consejo Presbiteral.
Se decía que un proceso es un movimiento de la vida; donde hay objetivos, se utilizan inteligentemente los recursos y se van realizando las tareas por etapas, en forma gradual y progresiva. Es un camino que une un punto de partida, que son las necesidades con un punto de llegada, que son los objetivos propuestos. Es un proyecto que une distintas realidades en un proyecto integrador, hay líneas bien definidas y unas prioridades que son como una columna vertebral que lo unifica todo (P. Merlos. TCMP. Pág. 48). Los avances son progresivos pero lentos, que buscan construir el Reino de Dios.
El Papa Francisco nos invita al Año de la Misericordia, y eso nos da la oportunidad para ejercitarnos en el aprendizaje de caminar con la Iglesia sin romper el proceso que llevamos. Tal evento nos ha de ayudar a ser una Iglesia Diocesana de Nueva Evangelización. El contenido de este evento abona a la Espiritualidad de Comunión, fortalece el Objetivo Diocesano y las Líneas comunes. Un eje común en el Año de la Misericordia y el Proceso es La Vida Nueva en Cristo. Y esa vida se transmite siendo misericordiosos.

COMPROMISOS
Para el caso, Monseñor Rafael Hernández Morales, Párroco de Jesús Maestro y Secretario Ejecutivo de la Vicaría de Pastoral, recordó que la Asamblea Pastoral 2016 –en todas las instancias y niveles– tiene como finalidad evaluar si nuestra Pastoral está fortaleciendo a las comunidades eclesiales, y si nuestro Pueblo, en Cristo, está recibiendo vida. El corazón de la Vida Nueva es la Misericordia.
Se busca no sólo el vincular el Año de la Misericordia con el Proceso Diocesano, como si fueran dos cosas, ni solamente impregnar de Misericordia las Asambleas. Se trata de situar e insertar el evento dentro del Proceso, para asumirlo de verdad. Dada esta iluminación, procedió el descanso, el refrigerio, la convivencia.
Al regresar, se trabajó en grupos menores: los Vicarios Episcopales, las Comisiones y la Vida Consagrada. Se trató precisamente de encontrar propuestas para situar y asumir el Año de la Misericordia en el Proceso Diocesano. Cada instancia buscó formas para realizar esa tarea de situar y asumir.
Para la parte final, hubo distintos avisos y acuerdos. Se daba la inquietud de realizar en la Pastoral funcional algunas reuniones durante el año para enriquecer la vinculación interna de los distintos Organismos de Comisiones y sus Secciones. Surgió una lluvia de ideas sobre este punto, sin llegar a algo concreto, aunque se vieron las posibilidades.
Así se terminaba la Reunión, agradeciendo a Dios la oportunidad de compartir estas buenas inquietudes e iniciativas.

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