Película: “La Guerra de las Galaxias”, el despertar de la Fuerza
Carlos Aguilera Albesa, en Pantalla 90, la Revista Digital de Cine, de la Comisión de Medios de la Conferencia Episcopal Española, hace una adecuada reseña y crítica de este filme.
ATECEDENTES Y SINOPSIS
El 25 de mayo de 1977, en una galaxia cercana, se estrenó la Película “La Guerra de las galaxias”, que sorprendió a todo un planeta. Hoy, más de 30 años después, la saga continúa tras la victoria de la Alianza Rebelde sobre la Segunda Estrella de la Muerte (hechos narrados en el Episodio VI: El retorno del Jedai). La Galaxia sigue en guerra y parece que un despertar en la Fuerza podría cambiarlo todo, otra vez.
Luke Skywalker, el último Jedai vivo, ha desaparecido, y encontrarlo será el objetivo de todos. Una nueva República se ha constituido, pero una siniestra organización, la Primera Orden, ha resurgido de las cenizas del Imperio Galáctico. Desde la Resistencia siguen luchando los héroes de entonces, a los que se les unen otros nuevos: Finn, un soldado de asalto de la Primera Orden, quien con su libre elección detonará el resurgir de la Fuerza; Poe Dámeron, un valeroso piloto rebelde; Rey, una humilde chatarrera, interpretada magníficamente por la Actriz inglesa Daisy Ridley, y BB-8, un androide rodante. Todos ellos lucharán contra las Fuerzas del Mal: el Líder Supremo Snoke, el Capitán Phasma y Kylo Ren, un terrorífico y misterioso personaje del lado oscuro de la Fuerza. Esta entrega parece ser como un nuevo episodio IV que pretende, cobijada por héroes de antaño (Han Solo, Leia, Luke, Chewbacca, C3PO y R2D2), recomenzar la saga para las nuevas generaciones.
CALIDAD
A nivel narrativo, nos encontramos los mismos patrones y arquetipos que en “La Guerra de las galaxias” (y muchas otras películas), heredados, quizás, de ese libro sobre el viaje del héroe que el propio George Lucas confesó vital para su vida: el héroe de las mil caras, del mitólogo estadunidense Joseph Campbell. Tras la lectura apasionada de ese libro, y de la trilogía de El Señor de los Anillos, de Tolkien, Lucas modificó su guión e introdujo el concepto de la Fuerza.
Con un guión por momentos forzado, los efectos especiales, los efectos sonoros, el sonido, el vestuario y la dirección artística están al mismo nivel de una oscarizable banda sonora de Williams; de un gran montaje y de una acertada dirección al mejor estilo de J.J. Abrams. Una notable entrega que contentará a los fans de entonces y conquistará a las nuevas generaciones.
¿QUÉ ES LA FUERZA?
Según Obi-Wan Kenobi, quien habla por primera vez de ella en la saga, la Fuerza es lo que le da al Jedai su poder, es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes, nos rodea, penetra en nosotros, y mantiene unida la Galaxia. Concepto que evoca a “las religiones new-age”, propias de la época posmoderna actual. Algunas de estas creencias hacen reinterpretaciones de mitos o religiones previas e incluyen perspectivas espirituales a conveniencia. Y aunque esta entrega se aleja de ese new-age y se acerca más al misticismo, habrá que esperar a las próximas entregas para ver el desarrollo de este tema.
TRASCENDENCIA Y VALORES
A pesar de ello, existen puntos de encuentro entre Star Wars y las grandes Religiones de la Historia: 1) El poder de la Fuerza, aunque está dentro de nosotros, no lo generamos nosotros, lo descubrimos; no invade nuestra libertad; 2) Se reconoce el valor/dignidad que tiene la persona o todo ser vivo por existir; 3) Star Wars está abierta a la trascendencia, por ejemplo, porque indica que hay algo más que la nada tras morir. Aunque no se puede hacer un estudio detallado de este tema, sí es recomendable no reducir el diálogo a las diferencias, sino recurrir a las semejanzas.
Destacan en ella el protagonismo dado a la mujer, el riesgo de la ausencia de la figura paterna durante la educación de los hijos, el valor de la lealtad, la amistad y el honor, la importancia del testigo para hacer real “la leyenda” y cómo el lado oscuro genera impulsividad y violencia, mientras que el lado luminoso de la Fuerza transmite concentración, equilibrio y paz. Es, sin duda, un fenómeno trasmediático único que, además, generará un despertar consumista en su entorno.
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