¿Hasta cuándo tendrá que soportar el pueblo afgano esta violencia inhumana?

¿Hasta cuándo tendrá que soportar el pueblo afgano esta violencia inhumana?

“¿Hasta cuándo el pueblo afgano tendrá que soportar esta violencia inhumana?”: es la pregunta que el Papa Francisco se planteó hoy, luego del rezo del Ángelus con los peregrinos, en plaza San Pedro, al recordar el atentado terrorista ocurrido ayer en Kabul, cuando una ambulancia llena de explosivos estalló en la zona central de la ciudad, dejando cuando menos 100 muertos y más de 150 heridos. El pontífice también se refirió a otros atentados ocurridos en estos días, en particular a aquél que golpeó al Hotel Intercontinental en la misma capital. “Recemos en silencio –agregó el Papa- por todas las víctimas y por sus familias; y recemos por todos aquellos que siguen trabajando en ese país para construir la paz”.

Antes de ello, Francisco introdujo la oración mariana con una reflexión sobre el Evangelio de la misa de hoy (4to Domingo del año, ciclo B, Marcos 1, 21-28), en el cual Jesús, en la sinagoga de Cafarnaúm, se muestra como “profeta poderoso en palabras y obras”, predicando “con autoridad” y expulsando espíritus impuros de un endemoniado.

“El poder de Jesús –continuó-  confirma la autoridad de su enseñanza. Él no pronuncia sólo palabras, sino que actúa. Así manifiesta el plan de Dios con las palabras y con el poder de las obras. De hecho, en el Evangelio vemos que Jesús, en su misión terrenal, revela el amor de Dios tanto con la predicación como con innumerables gestos de atención y ayuda a los enfermos, a los necesitados, a los niños y a los pecadores”.

El pasaje evangélico de hoy nos muestra que Jesús es nuestro Maestro, poderoso en palabras y obras. Jesús nos comunica toda la luz que ilumina las calles, a veces oscuras, de nuestra existencia; también nos comunica la fuerza necesaria para superar dificultades, pruebas y tentaciones. ¡Pensemos en la gran gracia que es para nosotros haber conocido a este Dios tan poderoso y tan bueno! Un maestro y un amigo, que nos indica el camino y que cuida de nosotros, especialmente cuando lo necesitamos”.

“Que la Virgen María – concluyó – mujer de la escucha, nos ayude a hacer silencio alrededor y dentro nuestro, para escuchar, en el estruendo de los mensajes del mundo, la palabra con más autoridad que existe: la de su Hijo Jesús, que anuncia el sentido de nuestra existencia y nos libera de toda esclavitud, incluso de la del Maligno”.

Luego del Ángelus y del llamamiento por Afganistán, Francisco recordó que hoy se celebra la Jornada mundial de los enfermos de lepra. “Lamentablemente, esta enfermedad –dijo- afecta a las personas más necesitadas y pobres. Aseguremos nuestra cercanía y solidaridad a estos hermanos y hermanas; y también recemos por quienes les brindan asistencia y trabajan para su reinserción en la sociedad”.

Antes de concluir, el Papa saludó a miles de niños y niñas de la Acción Católica de la diócesis de Roma, que han terminado la iniciativa de la “Caravana de la Paz”. “No se cansen de ser instrumentos de paz y alegría en medio de sus coetáneos” –les dijo.

Luego, el pontífice dejó el micrófono a dos niños que leyeron su Mensaje de paz. Durante este mes, los chicos han hecho una colecta de fondos para niños minusválidos que son refugiados de Irak.

El Papa terminó diciendo: “Ahora, cada uno de nosotros, rece en su corazón por la paz. Y junto a “nuestras oraciones por la paz, ¡subirán al cielo los globos!” Y desde la plaza fueron soltados cientos de globos multicolores.

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