“La Iglesia en cuestión de fe, esperanza y caridad es riquísima”, asegura el Prelado y subraya que “lleva en su seno el tesoro más grande” que es “Jesucristo redentor del hombre, la Eucaristía, los sacramentos, la Palabra de Dios, el testimonio de sus mejores hijos”.
Algo que según precisa Mons. Fernández “no nos lo puede ofrecer nadie más” por lo que “nadie es más rica que la Iglesia en este sentido: Rica en valores, rica en humanidad, rica en bienhacer. Rica en caridad con los más pobres, a quienes nadie atiende, rica en misioneros que entregan toda su vida para bien de los demás, rica en voluntarios que ofrecen gratis su tiempo”.
Además la Iglesia también es rica “en patrimonio cultural”. “En España, el 80% del patrimonio cultural material es propiedad de la Iglesia Católica, que lo posee por legado histórico de sus hijos y lo emplea para el culto y para disfrute cultural de todos en preciosas exposiciones”, afirma.
Sin embargo, lejos de ser una riqueza material, esto “supone un gasto mayor que el ingreso que genera”, ya que “restaurar un templo o tener a punto todo el patrimonio mueble e inmueble es una preocupación constante desde hace siglos”, por eso en algunas épocas se ha contado con “ayudas del erario público”, porque “siendo propiedad de la Iglesia, está al servicio de una gran mayoría de ciudadanos”.
Sin embargo, desde hace algunos años la Iglesia no recibe dinero público para su sostenimiento en España.
En ese sentido, Mons. Fernández alerta de que “hay dinero para el teatro, el cine, los toros”, pero “no lo hay para restaurar una ermita o un templo emblemático del pueblo”, porque “la religión para los planteamientos laicistas es como la peste, hay que evitarla”.
También recuerda que las ayudas que reciben los padres en la escuela estatal o en la concertada para la educación de sus hijos, así como la atención de ancianos en residencias públicas o de la Iglesia, “son derechos, no privilegios” y “no es dinero para la Iglesia sino para los ciudadanos”.
Por eso, “cuando nos piden marcar la X (en la declaración de la Renta), es para recaudar una cantidad (no del Estado, sino de los contribuyentes) para el sostenimiento de la Iglesia o para fines sociales” y por eso el Prelado anima a “marcar las dos”.
A través de la declaración de la renta, “van a la Iglesia Católica algo más de 250 millones de euros al año, que dan para la financiación del 30 % del presupuesto total de las diócesis”.
Por eso la campaña “Por tantos”, indica Mons. Fernández, nos recuerda cada año “lo mucho que hace la Iglesia en el culto, en la caridad con los pobres, en la evangelización, en la conservación del patrimonio cultural y reclama nuestra colaboración para sostenimiento de la Iglesia”.
Porque “aunque tenemos derecho como todo ciudadano a recibir ayudas estatales, la Iglesia debemos mantenerla principalmente entre todos los creyentes”.
Por eso subraya que cuando se dice que la Iglesia es rica “depende de qué aspecto se considere”, “riquísima en obras de caridad y en esperanza, pues nos da la vida eterna”, pero “pobre, muy pobre en manejo de recursos”, ya que sólo puede “hacer lo que hace gracias a tantos voluntarios que generosamente trabajan (y no cobran) en las múltiples actividades de la Iglesia”.
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