En el último día de su visita apostólica a Armenia, el Papa Francisco celebró a primera hora de la mañana una Misa privada en la capilla del Palacio Apostólico de Etchmiadzin y luego tuvo un encuentro con los 14 obispos católicos del país y un grupo de sacerdotes.
Posteriormente se dirigió a la Plaza de San Tiridate para participar a las 10 a.m. en la Divina Liturgia que fue presidida por el Supremo Patriarca y Catholicos de todos los armenios, Karekin II; y donde estuvo presente también la imagen de María Madre de Dios y Madre de la Independencia de Armenia, pintada en 1991 a pedido del entonces Catholicos Vasken I.
Terminada la ceremonia y luego del saludo de Karekin II, el Papa Francisco dio un breve discurso para agradecer la acogida que recibió en Armenia, donde “nos hemos encontrado, nos hemos abrazado fraternalmente, hemos rezado juntos y compartido los dones, las esperanzas y las preocupaciones de la Iglesia de Cristo, cuyo corazón oímos latir al unísono, y en la que creemos y sentimos como una”.
Los apóstoles Bartolomé y Tadeo, que llevaron el Evangelio a Armenia, junto a Pedro y Pablo “se alegran ciertamente al ver nuestro afecto y nuestra aspiración concreta a la plena comunión”, afirmó.
En su discurso, el Pontífice también pidió que la bendición de Dios descienda “sobre la tierra por intercesión de la Madre de Dios, de los grandes santos y doctores, de los mártires, sobre todo de tantos mártires que en este lugar han canonizado el año pasado”. El Papa dijo esto en referencia al millón y medio de cristianos que murieron en el genocidio armenio de 1915 bajo el dominio dominio turco, y que fueron canonizados por la Iglesia Apostólica Armenia en 2015.
“Acojamos la llamada de los santos, escuchemos la voz de los humildes y los pobres, de tantas víctimas del odio que sufrieron y sacrificaron sus vidas a causa de su fe; tengamos el oído abierto a las jóvenes generaciones, que anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado. Que desde este lugar santo se difunda de nuevo una luz radiante; la de la fe, que desde San Gregorio, vuestro padre según el Evangelio, ha iluminado estas tierras, y a ella se una la luz del amor que perdona y reconcilia”, expresó.
“Que la Iglesia Armenia camine en paz, y la comunión entre nosotros sea plena”, alentó Francisco, y explicó que la unidad no debe ser “ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación llevada a cabo por Cristo, el Señor, por medio del Espíritu Santo”, tal como pronunció en noviembre de 2014 durante su visita a Turquía.
Antes de culminar su discurso, el Papa pidió que así como los apóstoles, “no obstante las dudas e incertidumbres, corrieron hasta el lugar de la resurrección atraídos por el amanecer feliz de una nueva esperanza, así también sigamos nosotros en este santo domingo la llamada de Dios a la comunión plena y apresuremos el paso hacia ella”.
Finalmente, Francisco pidió a Karekin II “que me bendigas, a mí y a la Iglesia Católica, que bendigas esta nuestra andadura hacia la unidad plena”.
El Papa Francisco llegó a Armenia el 24 de junio bajo el lema “Visita al primer país cristiano”, ya que según la tradición, luego de la conversión del rey Tiridantes en el año 301, el cristianismo fue declarado religión oficial del país.
Este país, ubicado al norte de Irán y al este de Turquía, tiene cerca de 3 millones de habitantes, de los cuales 280 mil son católicos.
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