Claves para entender el conflicto en Oaxaca

Un asomo desde lejos

paro cnte interior

Dr. Jorge Enrique Rocha Quintero

En el primer año del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto se promulgaron las llamadas Reformas Estructurales, entre ellas la Reforma Educativa que, declarativamente, tenía como propósito mejorar la calidad de la Educación en México. Sin duda, un objetivo loable y frente al que nadie iba a oponerse. También en ese momento había un conflicto político entre la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el Gobierno entrante y su Partido. Y una de las necesidades de la nueva cúpula política era retomar el control sobre este Sindicato, que para entonces negociaba con las distintas fuerzas políticas por su propia cuenta. Es decir, había una necesidad real y sentida de la Sociedad, y una necesidad de control político.

Problemas de la Reforma Educativa
Una Reforma Educativa a fondo hubiera consensado un nuevo modelo de Educación. Dicho de otra manera, si se hubiera preguntado por las necesidades de Educación del país (en tópicos y competencias), enseguida se hubiera discutido al respecto sobre los mejores métodos para resolver y llevar a cabo el nuevo modelo, y luego se habrían generado los perfiles adecuados de Profesores para implementar las nuevas apuestas educativas.
Ése habría sido el proceso normal, pero la Reforma tuvo dos pecados originales de inicio. El primero, que sólo se centró en cambiar las reglas del trabajo docente; esto es, produjo mecanismos de mayor control para los Profesores, mas no cambió el modelo de Educación. El segundo, que no se incorporó a los Docentes como actores fundamentales para diseñar y construir la Reforma Educativa, que más bien fue un proceso vertical y diseñado desde las élites. No es casual, entonces, que la implementación de la misma sea tan complicada y encuentre tantas oposiciones. Lo que sí se obtuvo fue el control político de la mayor parte de las Secciones que integran el SNTE; situación que, evidentemente, no iba a ocurrir con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Resulta innegable que la Educación del país tiene serios problemas. Sólo por citar: el reciente Informe de Mexicanos Primero, sobre el Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa 2016, donde, en una Escala del 1 al 10, se expone que ningún Estado de la República se encuentra por arriba del 8. Las Entidades mejor colocadas son: Aguascalientes (7.4); Zacatecas (6.8); Colima (6.7); Ciudad de México y Coahuila (ambas con 6.5). Los peor calificados: Guerrero (5.1); Veracruz (4.6); Michoacán (3.8); Oaxaca (3.7), y Chiapas (3.4). Jalisco está en el sitio 26 con una calificación de 5.2.
Es cierto que la Educación en México necesita una reestructuración de fondo, pero el camino que emprendió el Gobierno Federal para resolverlo ha sido erróneo, y el hecho de que este tema haya terminado con una confrontación violenta entre la CNTE y Cuerpos de Seguridad, es prueba contundente de estrategia fallida. Como ya lo apunté, los que hayan cometido delitos tienen que responder ante las Autoridades; no obstante, este asunto es mucho más complejo.

Situación de Oaxaca
Ahora bien, también es importante reconocer lo que pasa en el Estado de Oaxaca. Hace diez años, esta Entidad sureña estaba inmersa en un fuerte conflicto social que, precisamente, comenzó con una confrontación entre la CNTE y el Gobierno del Estado, encabezado por el priísta Ulises Ruiz. El conflicto se extendió, y muchas organizaciones sociales, descontentas con lo que pasaba en Oaxaca, se aglutinaron en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que pedía la salida del Gobernador y cambios profundos en la vida social del Estado. Este Movimiento Social terminó reprimido por los Gobiernos Federal y Estatal. Y mantuvieron a Ulises en el cargo ante un fuerte descontento social.
En las Elecciones de 2010, el pueblo oaxaqueño castigó al Revolucionario Institucional y llevó a la Gubernatura a Gabino Cue, postulado por una Alianza entre Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática. El ahora Gobernador saliente no resolvió los problemas sustantivos de la Entidad. Baste citar el dato de que, de acuerdo a Coneval, en el Estado de Oaxaca el 66.8% de la población está en la pobreza; y en pobreza extrema se ubica el 28.3% de los habitantes de aquella demarcación. Es decir, hay una serie de problemas sociales no resueltos que se vienen arrastrado por lo menos desde hace una década.
Desde mi perspectiva, no es posible entender lo que sucede en Oaxaca si no consideramos estos antecedentes, ya que, si no se toman en cuenta, el conflicto se prolongará en el tiempo.

Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com

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