Por Juan GAITÁN | @Mundoyfe |
Con respeto, me voy a meter en un tema delicado. Escuché recientemente a una señora católica diciendo con cierto aire defensivo: “Maciel fue buena persona, lo digo por los frutos de lo que fundó, que son buenos; en su vida personal no me meto”.
No dudo de la buena intención de quienes piensan así, pero no podemos seguir intentando defender lo indefendible. Esta actitud, me parece, nos está dejando (a la Iglesia) muy mal parados.
Los jóvenes de hoy son críticos, tienen un gran acceso a la información, el mundo les presenta una gran gama de ideologías distintas. A diferencia del siglo pasado, el cristianismo no es el único camino al que los jóvenes son invitados. Trabajando pastoralmente con esta nueva generación, uno se da cuenta porque ellos nos lo hacen notar: ¡Es absurdo defender lo indefendible!
Maestros o gobierno
La guerra en redes sociales se ha desatado nuevamente. Unos atacando el poco respeto que los manifestantes en Oaxaca han tenido por la sociedad, de entrada, por los bloqueos carreteros. Otros, insultando al gobierno por las violentas atrocidades cometidas.
¿Cuál sería una actitud católica? En mi primer artículo para El Observador, hace un par de años, comentaba precisamente unas manifestaciones de la CNTE que causaban caos vial en la Ciudad de México. Mi propuesta era: ¿no deberíamos apostar por una postura reconciliadora?
¿Qué tiene que ver esto con lo primera parte de este texto? Que defender lo indefendible carece de buenos frutos. Por indefendible me refiero a un gobierno sabidamente plagado de corrupción y a una agrupación que se manifiesta con dudosas estrategias para mantener su sistema de poder y dudoso servicio a la educación.
Entiendo que habrá muchos que no estén de acuerdo con estas palabras, ¿pero en serio podemos “defender” a alguno de los dos sectores? Vivimos una crisis de derechos humanos en el país, eso es claro. Lo defendible entonces es velar por la justicia, la paz, ¡la verdad!
Los medios de comunicación, como ha quedado demostrado gracias a las redes sociales, transmiten información de un modo parcial (me pregunto si en estos enfrentamientos habrá realmente versiones imparciales). ¿Es posible defender los hechos según las narraciones que nos llegan por la televisión?
Los católicos somos una gran fuerza que podría dar un sentido positivo a los conflictos sociales: justicia, paz, verdad, derechos humanos, ¡valiente caridad! Esto sin tener que armar guerras de opinión que a su paso defienden lo indefendible.
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