Escribir engorda


Hoy iba a hablar, cómo no, del gran descubridor de la división de poderes: el hombre que habla con los pájaros. Ese hombre mofletudo que ha hecho como Adolf Schrecklich en Nuremberg, que respondió sorprendido que no sabía nada, e incluso dijo después: Ah, ¿pero ha habido una guerra?

Pero lo dejaré para mañana, porque me he sentido tan gratificado al enterarme ayer de que alguno de vosotros no sólo leyó mi libro Obra Férrea, sino que hasta hizo una lista de personajes. Este tipo de lectores que analizan al detalle son los que más amamos los escritores. 

▪ Karl (Marx)
 Obergruppenführer
▪ Calvino
▪ Torquemada
▪ Pinochet
▪ Homero

▪ David y Goliat
▪ Nerón
▪ Ockham
▪ Tomás Moro
▪ Adán
▪ Fray Bernardo de Gui
▪ Shakespeare / Ricardo III
▪ Juan XXIII y Pío XII
▪ Régulo (el sobrino) — referencia al plebeyo anticartaginés???
▪ John Wycliff
▪ Fray Robert de Meaujois

▪ Julio II y los Borgia
▪ Felipe II y María Tudor
▪ Augusto y Vespasiano (alusión)
▪ familiar de inquisidor con sepulcro esculpido con clérigo lector y perro cazador
▪ Isabel I (de Inglaterra)
▪ Carlos I/V
▪ Huxley
▪ Fortford
Estimado Alfonso, te has tomado tanto interés que te mereces algunas respuestas. Fortford es una referencia a Un mundo feliz? en el que se describe el sistema fordiano. El nuevo sistema del final de Obra Férrea describe un sistema parecido al fordiano, pero como es diferente lo denonimo “fortfordiano”. Fray Robert de Meaujois nunca existió. El sepulcro de Soria, tampoco. El nombre de Régulo, lo escogí por su significado en latín; no por ser referencia a otro personaje.
A veces, algunos lectores me preguntan cosas de mis libros. Sinceramente, no puedo responder a todos, sólo a algunos. Pero cuando te encuentras a un lector que hace comentarios o preguntas realmente profundas, difícilmente dejo de responderle. Algunas veces he dejado de hacerlo, porque la pregunta era tan buena que habría habido que responderle con otro libro, o, al menos, con un capítulo.
Muchas veces un escritor del siglo XXI (a diferencia de otros siglos), es decir, un escritor digital, se pregunta si su trabajo vale la pena. En otros siglos, hasta los peores escritores tenían asociadas a su labor satisfacciones evidentes. Hoy no.
Pero, de vez en cuando, me encuentro con un solo lector que al escuchar sus preguntas o comentarios, comprendo que ha valido la pena del todo el trabajo, el inmenso trabajo.

Gracias, lectores, vosotros sois la razón de me levante al alba a trabajar y me quede hasta pasada la medianoche revisando la gramática de mis comas. Por vosotros duermo poco y como peor. Por vosotros no hago tanto ejercicio como desearía. Pero sufro en silencio.

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