En su discurso pronunciado en español, el Santo Padre recordó que “en la publicación: ‘La Acción católica a luz de la teología Tomista’, de 1937, aparece: ‘¿Acaso la Acción Católica no debe convertirse en Pasión Católica ?’. La pasión católica, la pasión de la Iglesia es vivir la dulce y confortadora alegría de evangelizar. Esto es lo que necesitamos de la Acción Católica”.
Entre los consejos que les dio, el Pontífice los animó a estar “en salida”, es decir, “apertura, generosidad, encuentro con la realidad más allá de las cuatro paredes de la institución y de las parroquias”. “Esto significa renunciar a controlar demasiado las cosas y a programar los resultados. Esa libertad, que es fruto del Espíritu Santo, es la que los va a hacer crecer”.
“El proyecto evangelizador de la Acción Católica tiene que pasar por estos pasos: primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar. Un paso adelante en la salida, encarnados y haciendo camino juntos. Esto, ya es un fruto que se celebra. Contagien la alegría de la fe, que se note la alegría de evangelizar en todas las ocasiones, a tiempo y a destiempo”, les pidió.
El Pontífice resaltó asimismo que “el carisma de la Acción Católica es el carisma de la misma Iglesia encarnada entrañablemente en el hoy y en el aquí de cada Iglesia diocesana que discierne en contemplación y mirada atenta la vida de su pueblo, y busca renovados caminos de evangelización y de misión desde las distintas realidades parroquiales”.
Francisco recordó que “el apostolado misionero necesita oración, formación y sacrificio”. A este respecto les pidió ofrecer “un proceso de crecimiento en la fe, un itinerario catequístico permanente orientado a la misión, adecuado a cada realidad, apoyados en la Palabra de Dios, para animar una feliz amistad con Jesús y la experiencia de amor fraterno”.
Sin embargo, también hizo hincapié en la necesidad de ofrecer “su tiempo buscando cómo hacer para que los otros crezcan, ofrezcan lo que hay en los bolsillos compartiendo con los que menos tienen”.
Por otro lado, señaló que la evangelización es la misión propia de la Iglesia y por ello es vital que la Acción Católica “renueve” su compromiso a este respecto.
“Esto implica replantear sus planes de formación, sus formas de apostolado y hasta su misma oración para que sean esencialmente, y no ocasionalmente, misioneros. Abandonar el viejo criterio: porque siempre se ha hecho así. Hay cosas que han sido realmente muy buenas y meritorias que hoy quedarían fuera de contexto si las quisiéramos repetir”.
“No pueden ser de esos grupos tan universales que no hacen pie en ningún lado, que no responden a nadie y andan buscando lo que más les gusta de cada lugar”, les pidió.
Por otro lado, les aconsejó evitar “caer en la tentación perfeccionista de la eterna preparación para la misión y de los eternos análisis, que cuando se terminan ya pasaron de moda o están desactualizados”.
Francisco pidió que Acción Católica esté presente “en el mundo político, empresarial, profesional, pero no para creerse los cristianos perfectos y formados sino para servir mejor” y aseguró que es imprescindible que esté “en las cárceles, los hospitales, en la calle, las villas, las fábricas. Si no es así, va a ser una institución de exclusivos que no le dice nada a nadie, ni a la misma Iglesia”.
El Santo Padre también los invitó a no caer “en la tentación del estructuralismo”. “Sean audaces” y “animen a sus miembros a disfrutar de la misión cuerpo a cuerpo casual o a partir de la acción misionera de la comunidad”. Además, les pidió que “no clericalicen al laicado” y que no se olviden “de plantear el tema vocacional con seriedad”.
Más cerca del pueblo
En el discurso que dirigió a la Acción Católica, Francisco los invitó a su vez a ser cercanos al pueblo, es decir, “compartir la vida de la gente y aprender a descubrir por dónde van sus intereses y sus búsquedas, cuáles son sus anhelos y heridas más profundas; y qué es lo que necesitan de nosotros”.
“Esto es fundamental para no caer en la esterilidad de dar respuestas a preguntas que nadie se hace. Los modos de evangelizar se pueden pensar desde un escritorio pero después de haber andado en medio del pueblo y no al revés”.
El Obispo de Roma también aconsejó a este movimiento estar atentos a “los signos de Dios presentes en la realidad sobre todo en las expresiones de religiosidad popular” y así “podrán comprender más el corazón de los hombres y descubrirán los modos sorprendentes desde los que Dios actúa más allá de nuestros conceptos”.
También aseguró que es imprescindible que la Acción Católica esté “en las cárceles, los hospitales, en la calle, las villas, las fábricas. Si no es así, va a ser una institución de exclusivos que no le dice nada a nadie, ni a la misma Iglesia”.
Por último, el Santo Padre invitó a no caer “en la tentación del estructuralismo”. “Sean audaces” y “animen a sus miembros a disfrutar de la misión cuerpo a cuerpo casual o a partir de la acción misionera de la comunidad”. Además, les pidió que “no clericalicen al laicado” y que no se olviden “de plantear el tema vocacional con seriedad”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 27 de abril de 2017
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