El de Roselyne fue uno de los testimonios que se escuchó en la celebración presidida por el Papa en la Basílica de San Bartolomeo, en una pequeña isla situada en el centro de Roma, en el río Tíber.
La Iglesia está encomendada a la Comunidad de San Egidio y desde el Jubileo del año 2000 se encuentra dedicada a los “Nuevos Mártires” por expreso deseo de Juan Pablo II. La Iglesia cuenta con muchas reliquias de estos mártires, algunos de los cuales ya son beatos, santos o se encuentran en proceso.
El Pontífice acudió para rezar por los mártires del siglo XX y XXI, y por todos los cristianos que sufren hoy día algún tipo de persecución.
“A su edad, Jacques era frágil, pero también fuerte. Fuerte por su fe en Cristo, fuerte en su amor por el Evangelio y por la gente, cualquiera que fuera y –estoy segura– también por sus asesinos”, dijo emocionada la hermana del sacerdote.
“Como Su Santidad dijo en la homilía en memoria de Jacques, en este momento difícil no ha perdido la lucidez cuando desde el altar acusó al verdadero autor de la persecución: ‘¡apártate satanás!’.
Roselyne, señaló ante el Papa que “en efecto, matar en nombre de Dios es siempre satánico”. “Su muerte está en línea con su vida de sacerdote, que era una vida de donación: una vida ofrecida al Señor, cuando ha dicho ‘sí’ en el momento de su ordenación, una vida al servicio del Evangelio una vida donada para la Iglesia y para la gente, sobre todo para los más pobres, que ha servido siempre en las periferias de Rouen”.
La hermana del sacerdote que ya se encuentra en proceso de beatificación se mostró convencida de que “existe una paradoja”. “Él que no quiso nunca estar en el centro ha entregado un testimonio para el mundo entero y cuyo alcance todavía no podemos medir”.
“Nosotros lo hemos vivido en las reacciones de todos esos cristianos que no han predicado todavía la venganza o el odio, sino el amor y el perdón; nosotros lo hemos visto en la solidaridad de los musulmanes que han querido visitar las asambleas dominicales después de su muerte; nosotros le hemos visto en Francia, que ha mostrado su unidad en torno a la ternura por este sacerdote”.
No quiso dejar pasar la ocasión para recordar los sentimientos que desde hace meses albergan los familiares del asesinado por el ISIS: “para nosotros, su familia, permanecen ciertamente el dolor y el vacío”. “Pero es un gran consuelo ver cuántos nuevos encuentros, cuánta solidaridad y cuanto amor han sido generados por el testimonio de Jacques”.
Roselyne recordó también unas palabras del sacerdote: “Nuestra vocación es la de participar en la construcción de una nueva fraternidad, en un nuevo contexto mundial”.
“Sí, Jacques, mi hermano, con su vida quiso vivir como hermano de todos aquellos que le fueron confiados, con su muerte se ha convertido en un hermano universal”.
Por último, Roselyne explicó que “el pasado septiembre acompañamos el breviario de Jacques, que desde entonces se conserva en esta Basílica, y de esto estamos profundamente agradecidos”.
“Que el sacrificio de Jacques puede traer frutos, para que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo puedan encontrar el camino para vivir juntos en paz”, concluyó.
El pasado julio, dos hombres armados que dijeron ser miembros del Estado Islámico, irrumpieron por la mañana durante la celebración de la Misa en la iglesia católica de Saint-Etienne-du-Rouvray, en el norte de Francia y asesinaron a un anciano sacerdote y tomaron varios rehenes.
El sacerdote fue degollado por los atacantes. Entre los rehenes en el interior de la iglesia estaban dos religiosas y una de ellas consiguió escapar y avisar a la policía.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 14 de abril de 2017
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