A finales de diciembre, Amelia abrió los ojos, movió las manos y aunque no era capaz de comunicarse, comenzó a tener contracciones. Al no dilatar, el 24 de diciembre le realizaron una cesárea de urgencia. "Nació en Nochebuena, fue un milagro", afirmó su hermano.
El niño pesó 1,890 kilos y permaneció un mes en la unidad de cuidados neonatales. "Nació y crece bien, no tiene una complicación de nada. Es un guerrero total", cuenta con orgullo su tío.
Tras dar a luz, las débiles señales vitales de Amelia volvieron a apagarse y recayó en el comaSin embargo en esos primeros días, las débiles señales vitales de Amelia volvieron a apagarse y recayó en el coma. "Era desesperante. Todos los días era hablarle de cosas nuevas, acercarle al bebé, pero no había respuesta", relata César, aliviado por "el segundo milagro" de haber visto a su hermana volver a la vida. El fisioterapeuta encargado de la rehabilitación de Amelia señala que mejora con rapidez. "Primero decía sí y no, ahora está logrando contestar preguntas y responder consignas", espeta. A juicio del especialista, aunque la paciente ya mueve las cuatro extremidades y logra darse la vuelta sola, continúa siendo una "paciente de riesgo". [caption id="attachment_64515" align="aligncenter" width="600"] Amelia junto a su bebé Santino (César Bannan/Facebook).[/caption] Su pareja, también policía, pasa todo el tiempo que puede con ella, pero su mayor estímulo es el bebé, al que besa y acaricia cada vez que puede tenerlo sobre su pecho. En un primer momento Amelia no lo reconoció y creyó que era su sobrino. Ahora, su hermano señala que ella "recuerda cada vez más cosas de su infancia, pero no el embarazo". "Tenemos esperanza y queremos transmitirla a los que atraviesan una situación similar. Ya vimos que los milagros son posibles, nunca hay que bajar los brazos", sentencia César.
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