En un discurso que pronunció ante farmacéuticos italianos este jueves 14 de octubre en el Vaticano, el Pontífice defendió el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud, un derecho que, subrayó, “nunca debe negociarse”.
En el caso concreto del aborto, el Santo Padre recordó que “sobre esto soy muy claro: se trata de un homicidio y no es lícito hacerse cómplice”.
El Santo Padre abogó por estar cerca de las mujeres, de sus situaciones, “para que no se llegue a pensar en la solución del aborto, porque en realidad no es la solución”.
En ese sentido, destacó su experiencia como sacerdote, escuchando confesiones, que le han hecho testigo de los efectos devastadores del aborto en las mujeres: “Después, la vida, pasados diez, veinte o treinta años te pasa la factura. Y hace falta estar en un confesonario para entender el precio, tan duro, de ello”.
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