Templos tesoro artístico de Guadalajara

Monasterio de Santa Mónica
El ejemplar más representativo del Barroco en Guadalajara

El Templo de Santa Mónica (foto) fue edificado durante el Siglo XVIII como parte del complejo conventual para la Orden de Monjas Agustinas Recoletas. Del conjunto, subsiste sólo la nave del Templo.

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Dulce Natalia Romero Cruz

Su construcción se concluyó en 1733. La fachada que da al Oriente consta de nueve cuerpos verticales, integrada por siete contrafuertes (pilares que ayudan de soporte) que forman un conjunto con desplazamiento horizontal; sus portadas, de estilo Barroco rico, son las más elaboradas, talladas con elementos fitomorfos (formas de plantas o vegetales). En el ángulo Noroeste se encuentra una estatua de San Cristóbal, ejecutada en piedra a la manera popular.
“Aunque es fácil describir su estructura, resulta casi imposible deletrear su exquisita ornamentación, y más aún su trasfondo conceptual y artesano. Los estudiosos han advertido en su conjunto la mano del arte tequitqui (término que se le dio a las manifestaciones artísticas realizadas por indígenas luego de la Conquista de México). Los observadores atentos, ajenos a los conceptos académicos, advierten primeramente el embrujo y la pujanza, lo mismo que sentirán otros el ahogo decorativo, y casi todos, la dificultad para describir lo que miran: el grafiti redimido convertido en talla de piedra, imaginación exuberante que se sujeta a un orden, a un sistema de armonía simétrica, bilateral”. Pbro. Armando González Escoto.
“La fachada es una enorme cartela sobre la cual ha jugado el ensueño barroco de maestros y artesanos. Una iglesia de fachadas hermosas, o una fachada completa que va distribuyendo su belleza sobre puertas, muros y ventanas, ocultando a la primera vista un sinfín de detalles y contrastes”.

El exterior
En la parte que adorna la fachada podemos encontrar ángeles, querubines, águilas, leones y dos imágenes de Santos, y en las columnas, racimos de uvas.
“Dos grandes y espléndidas portadas se abren en su muro, cada una de dos cuerpos, semejantes en todo, excepto en la ornamentación de sus frisos. Los portones de tablones claveteados de medio punto se enmarcan entre columnas pareadas de orden salomónico”.
El friso de la fachada que mira al Sur tiene el escudo agustino.
“Entre una y otra portada quiso desenvolverse otra fachada, pero a medio descenso su ímpetu fue contenido por el gran talud que se observa. Aun así, han quedado a la vista, después de una restauración, tres hermosos nichos con elaboradas peañas y conchas, separados por columnas que son verdaderas cariátides del indiano Valle de Atemajac, ángeles plegando sus alas, sorprendidos de verse con semejante cuerpo”.
Figura en la esquina una gran estatua de San Cristóbal, y señalando el sitio del Sagrario, el muro que lo protege muestra en su exterior una gran Cruz arzobispal, al parecer esculpida sobre la cantera del mismo muro, y montada sobre una peaña piramidal.
“Al Sur de la segunda portada, se prolongan dos palmos más de techumbre, cuyos lienzos ostentan ventanales que iluminan los Coros alto y bajo del Templo. Los ventanales altos se mantienen sujetos al orden impuesto por el conjunto de la fachada; no así los inferiores en lo que mira a su forma y ausencia sorpresiva de ornamentación. El cubo de la torre da punto final a esta página excepcional del barroco tapatío. Soporta un campanil de cuatro claros entre pilastras acanaladas de orden toscano y cartelas entre guirnaldas sobre sus claves. Una bovedilla cubre la torre y sobre ella un emblema reciente”, explica el Pbro. Armando González Escoto en su libro sobre los Monasterios de la Ciudad.

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El interior
Ingresar al templo de Santa Mónica nos depara un fuerte contraste. “Es como pasar de la selva a la llanura, y advertir, no sin esfuerzo, que ambas realidades tienen su gusto. La iglesia es de planta basilical y solamente conserva dos altares laterales y el mayor, todos al gusto Neoclásico, pero el más austero y sencillo, de este estilo. Fray Luis del Refugio de Palacio, citando la carta de una monja agustina, sostiene que esta iglesia debió tener, por lo menos, un retablo barroco, el correspondiente al altar mayor. Es magnifica la estructura interior del Templo, sus pilastras y arcos, sus bóvedas y arquitrabes, y guarda en el altar poniente un nicho con la Virgen del Rosario que, a decir verdad, no sabemos con exactitud si es aquella célebre imagen del Templo de Santo Domingo que tanta devoción provocó en el Siglo XVIII, y que se dijo que había pasado a esta iglesia luego de destruida aquella, o si es otra, pues también se dijo ser la original la que se llevó por igual causa al pueblo y Templo de Atemajac. Lo cierto es que la imagen conserva y ostenta sus credenciales de evidente devoción y antigüedad. La sacristía se desarrolla en dos palmos nervados, y otro tanto ocurre con los antiguos Coros, que estando como están sujetos a la obra de restauración general que se hace a esta hermosa iglesia, poco puede apreciarse de ellos”.

*Información tomada de “Adopte una obra de arte” (www.adopteunaobradearte.com) y del Libro “Iglesias Monásticas de la Guadalajara Virreinal”, del Pbro. Armando González Escoto.

Restauración del Templo de Santa Mónica
Fue rescatada y entregada una invaluable obra de arte

En muchas ciudades ocurre que, poco a poco, se va perdiendo el patrimonio cultural, principalmente en cuanto a los edificios históricos. Nosotros, como ciudadanos, también tenemos cierta responsabilidad que no tomamos como nuestra.

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Dulce Natalia Romero Cruz

Con la develación de una placa alusiva, el miércoles 20 del mes y año en curso fue entregada, a la Comisión Diocesana de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara, la laboriosa obra de restauración del Templo de Santa Mónica (Calles de Reforma y Santa Mónica, en el Primer Cuadro tapatío).
El proyecto para la restauración comenzó en 2006 por parte del Consejo Nacional “Adopte una obra de arte, A.C.” La primera etapa consistió en terminar el proyecto ejecutivo, con todos los permisos que requiere el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para otorgar la licencia, por ser un inmueble de propiedad federal.
La restauración comenzó en 2007. La primera parte que se restituyó fue la exterior, la esquina Noreste del edificio, donde se ostenta la famosa escultura de San Cristóbal. “Durante este proceso, después de dos años de estar trabajando en el inmueble, descubrimos que debajo de la cantera que tapiaba uno de los muros había más decoración (más cantera labrada); pero para realizarlo tuvimos que tramitar un permiso que tardó mucho tiempo”, explicó la Arqueóloga María Irma Iturbide Robles, Presidenta del Consejo Nacional, y del Estatal, de “Adopte una obra de arte”.

“El Templo de Santa Mónica es el que ostenta las portadas barrocas más bonitas de Guadalajara, y presentaba un estado de deterioro alarmante. La cantera estaba muy dañada y estamos seguros de que intervinimos en el momento justo, porque todavía las formas estaban presentes, y eran las guías para una restauración”.

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Una reparación a tiempo
Comentó que en lo que estaba listo ese trámite se pusieron a trabajar en el interior, donde su labor fue de suma importancia: “Descubrimos que el Templo tenía mucha humedad y lo primero que tuvimos que hacer fue levantar el piso y hacer toda una retícula de concreto para darle más rigidez al edificio, pero, al mismo tiempo, hacerle un sistema de ventilación natural para que la nueva duela de madera no se pudriera.
“Se colocó una duela nueva de mezquite, tal como la original. Después seguimos con los muros del interior, que estaban también muy húmedos. La cantera de las columnas estaba muy deteriorada, y sobre todo las bóvedas. Para poder trabajar estas últimas, tuvimos que irnos a la azotea y quitar los impermeabilizantes. Comenzamos con inyectar las grietas, porque había muchas; de hecho, en cada tormenta el agua se minaba hacia el interior del Templo, y después colocaron ladrillo de azotea nuevo. Ya que se controlaron las humedades, comenzaron a resanar desde el interior las bóvedas y se les hizo la pintura”.
Trabajaron también el Coro alto y el bajo. La poca madera que se rescató del piso original, porque la mayoría está podrida y llena de polilla, fue tratada y restaurada, y se colocó en el Coro bajo, haciéndole previamente su rejilla de ventilación.
Intensa labor
“Del lado de los Militares -continuó la Arqueóloga, refiriéndose a la antigua Sede de la XV Zona Militar-, que ahora es la Secretaría de Cultura, había una pared de concreto que ellos pusieron, por lo que se liberó de este material y se hizo el mortero muy fluido que se hace de arena y cal, como lo exigen los cánones de la restauración y el mucílago del nopal, en sustitución del cemento, para que protegiera los muros y que no volvieran a presentar humedad. Ahí también, porque nos dimos cuenta de que había muchísima humedad e incluso agua que fluye, se hizo una tira de ventilación para poder captar el agua que cae y que no llegue hasta los muros”.
Desafortunadamente, los daños ocasionados por el exceso de humedad han erosionado casi por completo la pintura de los muros. Los trabajos que se hicieron fueron para detenerla.
Cuando llegó la autorización para comenzar a trabajar la parte exterior, se retiraron los dobles muros que estaban tapando la fachada original. También se restauró la torre.
Durante las excavaciones realizadas, se encontraron restos de columnas de lo que en su momento fue el Convento que albergó a las Monjas Agustinas Recoletas, valiosa información que revela las diferentes etapas constructivas del Convento de Santa Mónica.
“Invito a la gente a que se sume a nuestras campañas, y si no puede, por lo menos que no destruya o no permita que los demás lo hagan”, concluyó.

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Adopte una obra de arte, A.C.
Uno de los Equipos más fuertes es el Técnico, formado por cuatro personas: los Arquitectos-Restauradores Jorge Velázquez, Modesto Aceves, Salvador de Alba y la Arqueóloga María Irma Iturbide Robles, quienes laboran con un grupo de Restauradores con distintas especialidades, la mayoría de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, ECRO, y otro Equipo de colaboradores albañiles.
La Asociación Civil cuenta con 33 Consejeros, encargados de buscar fondos para el rescate del Patrimonio Cultural. Con Santa Mónica, logró conformarse una red de más de 500 “padrinos adoptivos”, como se les dice a los donadores.
“Adopte una obra de arte” es parte de un Consejo Nacional, con presencia en 22 Estados de la República Mexicana. La Asociación cumple 26 años de haber sido fundada. María Irma actualmente es la Presidenta del Capítulo Jalisco, pero desde hace tres años preside el Consejo Nacional.
Otras obras recuperadas: fachada, cúpula y torre del Templo de San Felipe Neri; algunos rescates en el Templo de Santa Teresa; en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe alcanzaron a hacer sólo la mitad y pararon a causa de las obras de la Línea 3 del Tren Ligero. En el Templo de Nuestra Señora del Rosario, en Zapotlanejo, se restauró la torre. También se ha hecho algo de trabajo en el Templo de Capuchinas.

Son Patrimonio de todos
Templos conservan su estilo a través de la restauración

Recintos ubicados en las inmediaciones del Centro Histórico de Guadalajara han sufrido afectaciones a causa de las vibraciones y la contaminación emitida por el transporte público.

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Yara Martínez González

En los últimos 15 años, la Arquidiócesis de Guadalajara, en colaboración con los tres órdenes de Gobierno, Federal, Estatal y Municipal, se ha dado a la tarea de realizar la restauración y conservación de varios Templos, tanto de la Zona Metropolitana como de algunas comunidades foráneas.
De acuerdo con el Presbítero, Ingeniero y Arquitecto Eduardo Gómez Becerra, Responsable Diocesano de la Comisión de Arte Sacro de esta Arquidiócesis, tan sólo en el Centro Histórico de la Ciudad varios recintos han sido intervenidos.
“Ha habido un proceso de rescate de los Templos que son parte de nuestro Centro Histórico y algunos foráneos, que nos ayudan a mantener vivo el acervo histórico de la construcción religiosa, que comprende del Siglo XVI al Siglo XX. Especialmente los Templos de San Juan Bautista de Mexicaltzingo, Santa Mónica, San Felipe Neri, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Templo de Belén, Santa María de Gracia y San Agustín”. También se han realizado trabajos en San Francisco de Asís, Santa Teresa, Jesús María y la Catedral Metropolitana.

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EL PROCESO
Para la restauración de un inmueble como éstos, que en muchas ocasiones son considerados como históricos, es necesario llevar a cabo todo un proceso y cumplir con varias especificaciones. También si se pretende acceder a algún fondo monetario, ya sea particular o de una instancia gubernamental, como lo es la Secretaría de Cultura a través de la Dirección de Sitios y Monumentos, el Fondo para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos (Foremoba), o bien a Programas como Adopte una Obra de Arte (de particulares altruistas), entre muchos otros.
El proceso de intervención consta de cinco etapas:

1- Realizar el levantamiento arquitectónico del Templo.
2- Elaborar el levantamiento de daños del inmueble, lo cual ayuda a identificar el proceso exacto para llevar a cabo los trabajos, así como las técnicas y materiales con que fue construido. Tiene como finalidad conservar el edificio en su estado original.
3- Hacer la solicitud de permisos a las instancias correspondientes.
4- Buscar la procuración de fondos o recursos para llevar a cabo la obra. De esto se encarga cada Templo.
5- Llevar a cabo la obra bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Comisión de Arte Sacro.

“En el proceso de realización de la obra es muy importante que conservemos siempre la originalidad del estilo, el proceso constructivo, y el cuidado de elegir los materiales para no agredir al edificio. El diseño y el estilo son muy importantes: si es Barroco o Neoclásico, que son los dos estilos que tenemos. Hay que supervisar que conserven la técnica con que fueron realizados, y para eso se requiere de un especialista que acompañe este proceso, además de los técnicos como el albañil o el carpintero. También hay que poner especial atención en los materiales que se utilizaron para su construcción, pues tienen que ser los mismos para que el Templo conserve su estado original”.
El Padre Eduardo Gómez aclaró que no hay un tiempo definido para realizar, en general, este tipo de obras; sin embrago, la etapa de levantamiento no puede durar más de un mes, ya que consiste en realizar las mediciones y toma de fotografías.
Abundó que durante todo el proceso son varias la personas involucradas: en primera instancia, el Párroco o Rector del Templo y su Comunidad; después, los Arquitectos, Ingenieros y Restauradores; y por último, para la obtención de los permisos correspondientes, la Comisión de Arte Sacro, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, además de las Direcciones de Obras Públicas de los Ayuntamientos correspondientes.
“Los tiempos para la restauración de un Templo pueden ser muy variables según el tipo de obra, la técnica y los materiales. No hay una fecha ni tiempos determinados. Por nuestra parte, la Comisión de Arte Sacro, directamente supervisamos los trabajos y ayudamos, desde un principio, a motivar la restauración y conservación de los espacios. También asesoramos el proceso de levantamiento y acompañamos a quienes vayan realizándolos”.

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ALGUNAS RESTAURACIONES
Las obras que se han efectuado en cada recinto son distintas, y van desde la recuperación, limpieza y pintura de algunos espacios.
Según el Encargado de Arte Sacro de la Arquidiócesis tapatía, en el desgaste de los edificios intervienen varios factores; entre ellos, el paso del tiempo, la propia Naturaleza, e incluso la contaminación y vibraciones ocasionadas por el constante flujo del transporte público y otros automotores, como ha ocurrido en el caso de la Catedral Metropolitana.

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A continuación se enumeran algunos Templos que han sido restaurados:

• San Juan Bautista de Mexicaltzingo

Aunque sus orígenes se remontan al año 1541, abrió sus puertas en 1808.
Fueron los indios mexicas quienes, en unos terrenos cercanos a Guadalajara, fundaron el Pueblo de Mexicaltzingo, que significa “en las casitas de los mexicanos”, donde construyeron un Capilla.
El estilo, como se conoce hoy, es una transición entre el Barroco y el Neoclásico, y su estructura es de dos niveles.
Aquí se venera una imagen de Jesús Crucificado, mejor conocido como “El Señor de la Penitencia”.
Los trabajos que se realizaron en este lugar son el recubrimiento de la azotea con adobe de perón, para evitar la humedad. Además, se hizo la limpieza de los muros, ya que éstos, con el paso del tiempo, fueron invadidos por algunos tipos de flora que provocaron el desprendimiento de las losas de cantera; áreas que también fueron resanadas.

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• San Francisco de Asís

Se encuentra ubicado en el jardín que lleva su nombre, sobre la Avenida 16 de septiembre (antiguamente llamada precisamente “de San Francisco”). Su construcción data de 1580 y fue elaborada en un estilo Barroco.
Como signo característico, en su parte superior pueden apreciarse la ventana del Coro y el Águila mexicana que sustituyó a las Armas reales, una vez que fue consumada la Independencia.
Su fachada es de tres cuerpos con columnas, y en su parte inferior, a cada uno de los lados del portón, resaltan las estatuas de San Buenaventura y San Antonio de Padua.
Aquí se cambiaron los vitrales del tambor de la cúpula.

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• Santa Teresa

Domiciliado en el cruce de las Calles Morelos y Donato Guerra, fue construido en 1720 para el servicio del entonces Convento de las Monjas Carmelitas Descalzas.
Entre las labores que se llevaron a cabo destacan la impermeabilización de la azotea; enjarre de las paredes; se aplicó pintura en varios de los cuartos, y se resanaron algunas grietas de la parte superior.

• Jesús María

Este Templo, por la Calle Morelos 612, corresponde al Convento de las Monjas Dominicas, fundado en 1722. Su fachada está edificada en cantera amarilla y gris claro, y es uno de los pocos Templos que aún conserva su atrio, de forma alargada, cercado por pilastras de cantera rosa que sostienen una verja de herrería colonial.
En su interior cuenta con pinturas coloniales al óleo, y la imagen de la Virgen del Rayo.
En este lugar se reparó la reja exterior y se trabajó en la impermeabilización del techo, con el propósito de dar mantenimiento al ladrillo colocado en la azotea.

• Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe

Su construcción comenzó el 7 de enero de 1777 y se concluyó en 1781. Su estilo es Churrigueresco y cuenta con una cubierta de cantera amarilla, de Huentitán.
En su interior predomina el estilo Clásico y resaltan las pinturas de muros y columnas que imitan al mármol. También sobresalen 28 óleos con temas de la Virgen María, de los Evangelistas, y de los Sumos Pontífices.
Aunque existen más pendientes en cuanto a su restauración, hace algunos años se le hizo un cambio de ladrillos.

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