Es Él el que, desde el primer momento, les dio a los apóstoles la fortaleza para proclamar el Evangelio’. Es ‘el Espíritu el que lo hace todo, el Espíritu es el que lleva adelante a la Iglesia’. Aun con sus problemas, también cuando estalla una persecución, es Él el que fortalece a los creyentes para que permanezcan en la fe, aun en los momentos de ‘resistencias y de ensañamiento de los doctores de la ley’. En este caso, hay una resistencia doble a la acción del Espíritu: la de los que creían que ‘Jesús había venido sólo para el pueblo elegido’ y la de los que querían imponer la ley mosaica a los paganos convertidos. En todo ello, hubo una gran confusión, señaló el Papa:
“El Espíritu ponía a los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu. Y los apóstoles se encontraron en una situación que nunca hubieran creído, situaciones nuevas. Y ¿cómo manejar estas nuevas situaciones? Por ello la lectura de hoy, comienza así: ‘en aquellos días, al cabo de una prolongada discusión’. Una acalorada discusión, porque discutían sobre este tema. Ellos, por una parte, tenían la fuerza del Espíritu –el protagonista– que impulsaba a ir adelante, adelante, adelante. Pero el Espíritu los llevaba a ciertas novedades, cosas que nunca se habían hecho antes. Nunca. Ni siquiera se las habían imaginado. Como, por ejemplo, que los paganos recibieran el Espíritu Santo”
Los discípulos ‘tenían la papa caliente en las manos y no sabían qué hacer’. Por lo que convocan una reunión en Jerusalén, donde cada uno puede contar su propia experiencia, sobre cómo el Espíritu Santo descienda también sobre los paganos:
“Y al final se pusieron de acuerdo. Pero antes hay una cosa linda: ‘Toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos’. Escuchar, no tener miedo de escuchar. Cuando uno tiene miedo de escuchar, no tiene al Espíritu en el corazón. Escuchar: ‘¿tú qué piensas y por qué?’. Escuchar con humildad. Y, después de haber escuchado, decidieron enviar a las comunidades griegas, es decir a los cristianos que vinieron del paganismo, enviar a algunos discípulos para tranquilizarlos y decirles: ‘Está bien, sigan así’”.
Los paganos convertidos no están obligados a la circuncisión. Y es una decisión comunicada a través de una carta, en la que ‘el protagonista es el Espíritu Santo’. En efecto, los discípulos afirman: ‘el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido…’ ‘Éste es el camino de la Iglesia ante las novedades, no las novedades mundanas, como las modas de los vestidos, sino las novedades, las sorpresas del Espíritu, porque el Espíritu siempre nos sorprende’, volvió a recordar el Papa. Y, tras preguntar cómo resuelve esto la Iglesia, cómo afronta estos problemas, cómo los resuelve, reiteró que lo hace con la ‘reunión, la escucha, la discusión, la oración y la decisión final’:
“Éste es el camino de la Iglesia hasta hoy. Y, cuando el Espíritu nos sorprende con algo que parece nuevo o que ‘nunca se había hecho así’ –se debe hacer así’– piensen en el Vaticano II, en las resistencias que tuvo el Concilio Vaticano II. Y digo esto porque es el más cercano a nosotros. Cuántas resistencias: ‘pero no…’ Aún hoy, resistencias que siguen de alguna forma. Y el Espíritu va adelante. Y el camino de la Iglesia es éste: reunirse, unirse juntos, escucharse, discutir, rezar y decidir. Y ésta es la llamada sinodalidad de la Iglesia, en la cual se expresa la comunión de la Iglesia. Y ¿qué hace la comunión? ¡Es el Espíritu! Otra vez es el protagonista. ¿Qué nos pide el Señor? Docilidad al Espíritu. ¿Qué nos pide el Señor? No tengamos miedo, cuando vemos que es el Espíritu el que nos llama».
‘A veces, el Espíritu nos detiene, como hizo con San Pablo, para que cambiemos de camino, señaló también el Obispo de Roma, volviendo a recordar que no nos deja solos, nos da coraje, nos da la paciencia, nos hace ir seguros por el camino de Jesús, nos ayuda a vencer las resistencias y ser fuertes en el martirio’. ‘Pidamos al Señor –alentó el Papa- la gracia de comprender cómo va adelante la Iglesia, de comprender cómo desde el primer momento ha afrontado las sorpresas del Espíritu y, también, para cada uno de nosotros, la gracia de la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús quiere para cada uno de nosotros y para toda la Iglesia’ (Radio Vaticana).+
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