«No temas, porque yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestro tiempo. Este es el lema para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2017, y que ha sido presentado este 29 de setiembre.
“Anestesiar la conciencia o dejarse llevar por la desesperación son dos posibles enfermedades a las que puede llevar el sistema de comunicación actual”. Es lo que se lee en la nota de la Secretaría de las Comunciaciones Sociales que presenta el lema de la próxima Jornada, en la se advierte sobre “la posibilidad de que la conciencia se cauterice como recuerda el Papa Francisco en la Laudato si’ debido al hecho de que a menudo los profesionales, los líderes de opinión y los medios de comunicación, desarrollando su actividad en zonas urbanas distantes de los lugares de la pobreza y de las necesidades, vivan una distancia física que, a menudo, desemboca en la ignorancia de la complejidad de los dramas de los hombres y de las mujeres”.
“La desesperación es posible, en cambio, cuando la comunicación se enfatiza y se vuelve espectáculo, hasta convertirse a veces en una estrategia de construcción verdadera y propia de acechanzas y peligros inminentes”, prosigue el comunicado.
“Pero en medio de este estruendo se oye un susurro: «No temas, porque yo estoy contigo». En su Hijo, Dios se ha hecho solidario con cada situación humana y ha revelado que no estamos solos, porque tenemos un Padre que no se olvida de sus hijos. El que vive unido a Cristo descubre que incluso la oscuridad y la muerte se convierten, para todo el que lo quiera, en lugar de comunión con la Luz y la Vida. En cualquier acontecimiento intenta descubrir lo que sucede entre Dios y la humanidad, para reconocer como Dios mismo, a través del escenario dramático de este mundo, esté escribiendo la historia de la salvación. Nosotros, los cristianos, tenemos una “buena noticia” que contar porque contemplamos confiados el horizonte del Reino. El Tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales – concluye la nota – es una invitación a contar la historia del mundo y las historias de los hombres y de las mujeres, según la lógica de la “buena noticia” que nos recuerda que Dios nunca renuncia a ser Padre, en cualquier situación y con cada ser humano. Aprendamos a comunicar confianza y esperanza para la historia”.
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