(Habac 1,2-3;2,2-4) "El que es incrédulo no tendrá en sí mismo un alma recta"
(2 Tim 1,6-8.13-14) "Te amonesto que avives la gracia de Dios que hay en ti"
(Lc 17,5-10) "Auméntanos la fe
(2 Tim 1,6-8.13-14) "Te amonesto que avives la gracia de Dios que hay en ti"
(Lc 17,5-10) "Auméntanos la fe
En ocasiones el Señor llama a los Apóstoles "hombres de poca fe" pues no están a la altura de las circunstancias. En el Evangelio de la Misa los Apóstoles le piden a Jesús: "Auméntanos la fe". Así lo hizo el Señor, pues todos terminarían dando su vida, por atestiguar su firme adhesión a Cristo y a sus enseñanzas. Se cumplió las palabras del Señor: "Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este árbol: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería". La transformación de las almas de quienes se cruzaron en su camino fue un milagro aún mayor.
Muchos actos de fe hemos de hacer en la oración y en la Santa Misa. Muchos fieles tienen la costumbre de repetir devotamente con la mirada puesta en el Santísimo Sacramento, aquella exclamación del Apóstol Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!” De cualquier forma, no podemos dejar que pase esa oportunidad sin manifestar al Señor nuestra fe y nuestro amor.
A pesar del afán por formarnos, por conocer cada vez mejor a Cristo, es posible que alguna vez nuestra fe vacile o tengamos temores y respetos humanos para manifestarla. La fe es un don de Dios que nuestra poquedad a veces no puede sostener. En ocasiones es tan pequeña como un grano de mostaza. No nos sorprendamos por nuestra debilidad, pues Dios cuenta con ella. Imitemos a los Apóstoles cuando se dan cuenta de que todo aquello que ven y oyen les supera.
Publicar un comentario