Especies “duartianas” en el gobierno

Se pueden cambiar nombres, apellidos, pero la esencia corrupta que transpiran algunos gobernantes nacionales, que no son pocos; no cambia mucho. Desde todos los rincones del país, se oyen quejas, a veces parece solo un murmullo, otras en voz alta y hasta multiplicada y coreada en los Medios: “los políticos no tienen llenadera”. Es la expresión popular, sarcástica, dolida desde miles de pobres. -Con una disculpa anticipada a miles de mexicanos que llevan en su identidad oficial el nombre de Duarte-

También en la voz amordazada, pero creativa del pueblo; ya surgen leyendas de toda especie. Se abultan las cantidades, se trivializa en chistes. Hay escenas jocosas de los medios. Surgen infinidad de formas creativas por donde, el dolor de un pueblo empobrecido por sus propios gobiernos, supura en leyendas de barrio, en el  gracejo, lo mismo que por el vómito de veleidades ofensivas.
Se dice que la jauría está hambrienta, que ciertos gobiernos han envilecido su investidura que el pueblo les otorgó mediante el voto. Pero también el voto, hoy parece leyenda urbana en extinción. Votan demasiados difuntos y gente que necesitada de un mendrugo, los acarrean con la promesa de despensas y hasta “algún empleo” bien remunerado. El honroso, en tiempos no lejanos, Instituto Nacional Electoral, dice la vox populi, es la empresa más cara del gobierno y con magros resultados.

Algunos guardianes de la ley parecen atraídos y compelidos a utilizar su empleo, pagado por el pueblo, para extorsionar al mismo pueblo, al tiempo que se distrae la atención de los mismísimos sinvergüenzas, maloras que traicionaron su juramento de servir a la Patria. ¡Por eso hoy la Patria -en donde la Patria debiéramos ser todos- llora, sufre, pero también les demanda!
Los Carteles de la droga –según el nuestro pueblo agraviado- parecen ser una extensión  de la maldad organizada, favorecida y casi reclutada desde la clase gobernante. Lo afirman las leyendas populares, la jocosidad de los barrios. Opiniones que son en último término, malabares para distraer la atención del crecimiento de las “especies duartianas”.

Las movilizaciones y cercos policiacos, atraen a la prensa roja pero no inquietan ni en lo mínimo a los criminales de guante blando y “pajarita” en el cuello. El narcomenudeo entra a la trama y al reparto de las causales de envilecimiento de la sociedad como un elemento a veces distractor del hambre, y a decir de ciertas voces, vienen siendo extras del mismo escenario.
La corrupción es un cáncer para el pueblo; pero cuando es el mismo gobierno que la incita, o la solapa, o de plano se da por derrotado aceptando su incapacidad; es cuando este pueblo que sufre todas las consecuencias, y a veces es beneficiario directo o indirecto de la corrupción; llega a decir… “así son las cosas hay que saber acomodarse”.
Las obras concesionadas a empresas, suelen ser malas, ineficientes y costosas. Pareciera que en esos niveles también hay  especies que traicionan y corrompen a la Patria. Los impuestos destinados para adjudicar obras,  completan escenarios de corrupción y de enriquecimiento ilícito.

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