Caná de Galilea

Santuarios del Mundo

P22 EDIT

“Haced lo que Él os diga” Jn. 2, 5.

Nos narra San Juan en su evangelio que, en la villa de Caná, en Galilea, para manifestar su gloria divina y suscitar la fe de sus discípulos, Jesús realizó su primer milagro: respondiendo a la solicitud de María, su madre,  transformó en vino, el agua contenida en 6 tinajas de piedra de unos 100 litros cada una. Pero en Caná además, se recuerda la vocación de Natanael (el apóstol Bartolomé) alabado por Jesús con esta tremenda frase: “He aquí un verdadero israelita en el que no hay falsedad” (Jn, 1,47) y además la curación del hijo de un funcionario real, que se encontraba enfermo en la ciudad de Cafarnaún (Jn4. 46-53): “Anda, tu hijo vive”

Ya en el siglo VI un peregrino anónimo escribía: “Tres millas después (saliendo de Séforis) llegamos a Caná, donde el Señor fue al banquete nupcial, y nos sentamos en el mismo sitio, donde yo, indigno, escribí los nombres de mis padres…de las tinajas quedan dos; yo llené una de vino y, llevándola llena sobre mis espaldas, la ofrecí en el atar; en la fuente nos lavamos por devoción. Después fuimos a la ciudad de Nazareth”

Sin quitar autenticidad a este relato, éste sin embargo no nos asegura la autenticidad del lugar que hoy veneramos. En qué nos basamos. En el s XVI los peregrinos encontraron en este lugar una habitación que por sus características creyeron ser una iglesia construida por el emperador Constantino y su madre santa Elena. En 1879, los padres franciscanos consiguieron rescatar este “santuario” gracias al padre Egidio Geissler, fundador de la parroquia católica local de rito latino y en 1880 construyeron una pequeña iglesia que posteriormente se fue agrandando, con las obras que se realizaron entre 1897 y 1905.

P22 EDIT2

Posteriormente, excavaciones arqueológicas dirigidas por el padre S. Loffreda en 1969 y por el padre E. Alliata en 1997 han sacado a la luz restos de una sinagoga, construida sobre los restos de la habitación antes mencionada y que habría sido construida entre los siglos I y IV, después de Cristo. Estos restos visibles en el subsuelo de la Iglesia actual y un sepulcro encontrado en el ábside septentrional de la iglesia,  datado entre el siglo V y el VI,  nos muestran claramente que presencia cristiana sobre este lugar se habría presentado desde la época judeo cristiana y bizantina.

Ajenos a la arqueología, sin embargo, o a la importancia de la historicidad del lugar, recordando la memoria de esta ilustre visita de Jesús a las nupcias en Caná de Galilea, hoy segundo misterio luminoso, los matrimonios de peregrinos que visitan este lugar aprovechan en la celebración de la santa misa o en una paraliturgia con la lectura de San Juan, para renovar aquí emocionados las promesas de su matrimonio. Pedimos todos igualmente para que ese vino de la alegría, del amor, jamás de acabe y se renueve cada día bajo la mirada materna y dulce de la Santísima Virgen.

En 1885, a unos 100 metros de distancia esta iglesia que conmemora las bodas de Caná, se construyó una capilla en honor de San Bartolomé, que aunque parece abandonada o eclipsada por la anterior se engalana cada 24 de agosto para celebrar a este gran apóstol que ya antes de conocer a Jesús se mereció el reconocimiento se ser un hombre sin falsedad alguna. 

Hoy en Caná, ciudad de unos 21.000 habitantes, a sólo 6 kilómetros de Nazareth, los franciscanos que custodian las piedras de la historia del paso de Dios por este mundo, acompañan con los sacramentos y la pastoral a un grupo de más de 2000 cristianos, verdaderas piedras vivas de Tierra Santa.

Etiquetas:

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets