Cultivando a los Pastores del Tercer Milenio
Maestros de Seminarios
Del 2 al 22 de julio de 2017, la Casa de Oración Nazareth fue sede del “Diplomado de Inducción para Formadores de Seminarios”,
organizado por la OSMEX (Organización de Seminarios Mexicanos); participaron 60 sacerdotes, provenientes de diferentes Diócesis del país.
Rebeca Ortega Camacho
“El evento que tenemos anualmente en la ciudad de Guadalajara, es un diplomado con certificación de la UNIVA; abierto a los sacerdotes que acaban de recibir el nombramiento de ser formadores. Es una inducción con los fundamentos básicos que debe considerar un sacerdote para ser formador y prepararlos desde las cuatro dimensiones que son consideradas para formar a un futuro sacerdote: humana, espiritual, pastoral y académica o intelectual”, señaló el Presbítero Filemón Castillo Castillo, Secretario Ejecutivo de la Dimensión Episcopal de Seminarios de México.
Los temas que se desarrollaron en el diplomado fueron impartidos por diferentes clérigos especialistas en Derecho Canónico, en historia, psicología, ciencias humanas, formación sacerdotal, etcétera. Las clases ofrecieron respuesta a las preguntas que titularon los cinco núcleos en que se dividió el curso: ¿quiénes van a formar?, ¿a quiénes se van a formar?, ¿para qué hay que formar?, ¿cómo hay que formar? y ¿cuáles son los medios e instrumentos de formación?; concluyendo con el tema de la intervención de la familia, entendida como agentes de formación del sacerdote.
“¿Que tiene qué hacer un formador? Primero, estar; después, acompañar y si puede, guiar y ayudar a discernir. Así como Jesús a sus primeros discípulos los invitó a estar con Él, porque desde el estar y acompañar se llega a un claro discernimiento. Con este diplomado damos las bases principales para tener una clara visión de lo que implica el papel de ser formador; aun cuando las funciones son diferentes. Anualmente tenemos encuentros que fortalecen y enriquecen a todo el equipo: tanto rectores, ecónomos, directores espirituales, académicos, como el equipo de psicólogos”, dijo el Padre Filemón Castillos, originario de la Diócesis de Linares, Nuevo León.
El entrevistado señaló que algunos Seminarios ya tienen certificación oficial de la Secretaria de Educación Pública (SEP), y algunos también cuentan con un equipo de psicólogos (la mayoría laicos) que dan acompañamiento a los sacerdotes para equilibrar situaciones personales. Se encargan de dar terapia de grupo y terapia individual; dicho trabajo de los psicólogos, también está en conexión con la Organización de Seminarios de México. “Esto viene a reforzar propiamente la base humana, no psicoanalizamos el crecimiento, pero si complementamos la parte psicológica con el acompañamiento desde la dimensión humana, que para nosotros sigue siendo una herramienta muy valiosa, que nos ha ayudado a fortalecer la integridad humana de todos los seminaristas.
“No todas las Diócesis cuentan con Seminarios Mayores, pero si con Seminarios Menores; en algunas estadísticas se marca que el progreso o la perseverancia de los seminaristas del Seminario Menor es poca, pero es un semillero de vocaciones. No me refiero únicamente a vocaciones al sacerdocio, sino también de laicos comprometidos, que después forman familias cristianas, y de esos matrimonios surgen vocaciones sacerdotales. Entonces, es impresionante como el Seminario Menor desde esas bases, antropológicas cristianas, se forjan cristianos que tiene incidencia en el mundo actual; hombres que dan testimonio de la verdad, de la justicia, que son valores del reino de Dios”, dijo el Secretario Ejecutivo de la Dimensión Episcopal de Seminarios de México.
En los primero días del diplomado, se contó con la presencia de Monseñor Hilario González García, Obispo de Linares y responsable de la Dimensión Episcopal de Seminarios de México. El Padre Filemón Castillo agregó que aparte del diplomado, la OSMEX, anualmente ofrece un curso de actualización para los formadores. Y adelantó que para el diplomado y curso del 2018, está confirmada la presencia, desde el Vaticano, de Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, Secretario para los Seminarios de la Congregación para el Clero, a nivel internacional.
Perfil del formador y del sacerdote del tercer milenio
¿Qué cualidades debe tener un sacerdote, para que sea nombrado formador?, y ¿cuál es el perfil del sacerdote del Siglo XXI?, se le cuestionó al Presbítero Filemón Castillo, y manifestó: “Tiene que ser un sacerdote íntegro, de buen prestigio, de buena fama. – Ser formador – es una labor de confianza, es decir, aquel sacerdote que es de confianza del obispo y sobre todo que es un testimonio de la comunidad. Gran parte de la función del sacerdote formador, es dar ejemplo del sacerdocio de Cristo pero encarnado en una realidad concreta. Hay unos lineamientos que regulan la formación, esos lineamientos se llaman ‘Normas Básicas de Formación Sacerdotal de México’. Esas normas ayudan a enriquecer la formación; aun con tus cualidades, a pesar de tus debilidades. Esos lineamientos nos mantienen en equilibrio de la función de ser formador”.
Sobre la segunda cuestión, el Secretario Ejecutivo de la Dimensión Episcopal de Seminarios de México, recordó que el 8 de diciembre de 2016 fue publicada la nueva “Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis. El Don de la vocación presbiteral”, documento que “describe el proceso formativo de los sacerdotes, desde los años del Seminario”.
“Según el Magisterio del Papa Francisco, se buscan sacerdotes que sepan relacionarse, es decir, que sean hombres de comunión, de discernimiento, que sepan descubrir en las realidades temporales la presencia de Dios. Tienen que ser hombres capaces de reflejar la Misericordia y la ternura de Dios, es decir, ser sacerdotes compasivos, sensibles al sufrimiento humano. No deben ser sacerdotes de sacristía, reducidos a lo litúrgico, sino presbíteros que saben y conocen realidades que aquejan la cuestión social; integrarse e incorporarse a la cuestión social. Debe ser fiel a Dios, pero también ser fiel a la realidad humana, y sobre todo con los que más sufren en las periferias. Estamos llamados a ser signos visibles, en medio de realidades temporales”, dijo el Padre Filemón Castillo.
Decremento de vocaciones
La disminución de vocaciones sacerdotales en México es palpable, al respecto el entrevistado dijo: “Se puede hablar no de un incremento, sino de un decremento. Ha disminuido la aspiración de entrar en el Seminario, pero no por ello vamos a aceptar a cualquier persona que quiere ser sacerdote. Es decir, existe la Pastoral Vocacional que se encarga de que los aspirantes tengan un claro y firme discernimiento. Las exigencias del mundo actual nos demandan, nos exigen más sacerdotes, pero no por ello vamos a aceptar a cualquier persona, no en el sentido despreciativo ni de discriminación, sino en el sentido de que hay que tener bases humanas íntegras.
“Debe hacerse un discernimiento desde la propia realidad del joven, de ahí se selecciona a quienes son idóneos para responder de una manera razonable, equilibrada al llamado que Dios hace. Aun cuando la vocación es un misterio, sabemos que tenemos bases humanas en las que desde ahí podemos tener claridad si realmente Dios nos llama o qué es lo que buscamos. Y el hecho de que estés en el Seminario, no significa que vayas a ser sacerdote. El tiempo en el Seminario no es un espacio físico, sino un tiempo de discernimiento a la luz de la Fe para saber si Dios te llama al sacerdocio. La decisión de seguir a Cristo, hay que tomarla de una manera consciente, no forzada. Es muy importante que la respuesta sea libre, a nadie se nos obliga a estar en los Seminarios”.
Finalmente, el Presbítero Filemón Castillo expresó, “los jóvenes que tengan esa inquietud, no tengan miedo de experimentar un caminar con Jesús; es lo más maravilloso que puede suceder, caminar con Jesús, aprender de Él. Si tienes la inquietud, atrévete a discernir y a elegir a Jesús por el sacerdocio, por la vida laica o por la vida consagrada. No tengas miedo de responderle, si tienes la inquietud en tu corazón, experimenta, vive esa aventura con Jesús”.
Sacerdotes del Siglo XXI
Jesús David Hernández Cruz
Abierto a las ciencias actuales y a los desafíos que la sociedad reta, sin olvidar su ser de imagen de Cristo, fueron características que algunos presbíteros que participaron en el curso señalaron con respecto al perfil que el sacerdote del Siglo XXI ha de tener y los retos a los que se enfrentan ellos como formadores de los futuros pastores de la Iglesia.
Pbro. Juan Carlos Sánchez Andrade
Seminario de la Diócesis de Toluca, Estado de México
“Tiene que ser un sacerdote tremendamente preparado, tremendamente estudioso, de mucha lectura, de mucha cultura, un hombre abierto, incluso, a los desafíos que hoy la sociedad nos reta, y un hombre sobre todo del Evangelio. Porque no se nos debe de olvidar que más allá de tener los conocimientos técnicos de ciencia actual, no se nos olvide el valor de ser discípulos, el estar adentrados en el Evangelio, en lo que la Iglesia nos enseña, en su tradición, en su doctrina, en toda la comunidad eclesial”.
Pbro. Juan Arcos Soto
Misionero de Guadalupe en Hong Kong, China
“Tenemos que adecuarnos a la realidad y lo que estamos viendo aquí (curso) es eso, tratar de adelantarnos para que no sea una cuestión momentánea, sino algo que proyecte una realidad más allá que no solamente sean respuestas momentáneas. Que nos proyecte, que nos dé una perspectiva más amplia que no se caduque tan rápido”.
Pbro. José Francisco Juárez Barrera
Seminario de la Diócesis
de Culiacán, Sinaloa
“El perfil del sacerdote será siempre el de ser imagen de Cristo. El del Siglo XXI probablemente será aquel que sepa estar abierto a las novedades que la vida nos trae, aprender mucho de lo que la sociedad nos da y ser fiel a nuestra licencia del mensaje del Evangelio. Ser alguien que tiene en su interior el amor de Dios y lo sepa transmitir en lo que hacemos”.
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