Congregación de Hermanas Catequistas
David Hernández
Con una espiritualidad arraigada en el “crucificado”, la congregación de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado transmiten el acto de amor más grande del Hijo de Dios por medio de la catequesis, apostolado que desde hace 67 años ha sido el carisma que las ha identificado en la Arquidiócesis de Guadalajara.
Su historia se remonta al municipio de Tepatitlán, lugar donde nace María Guadalupe Gallegos Franco en 1905 y conoce, en 1919, al padre Juan Nepomuceno Guzmán Hernández, quienes después de mucho esfuerzo y entrega serían los fundadores de la congregación.
Al ver la crisis de fe que atravesaba la nación por la Revolución Mexicana, “esto provocó en la madre una inquietud de ayudar y comenzó a reunir un grupito de amigas que iniciaron a servir en una parroquia, esto para 1932. A ellas les va gusta lo que realizan, entonces la madre les propone hacer votos de castidad pero en privado. Ahí comienza el primer grupito de nuestra congregación”, dijo la hermana Veidi Pérez Ramírez, integrante de la Pastoral Vocacional de la congregación.
Luego de varios años de colaboración mutua del grupo de señoritas con el padre Juan, la agrupación de mujeres viajó a Guadalajara en busca de la aprobación del cardenal José Garibi Rivera.
“El padre Juan tenía un amigo sacerdote en Culiacán que habían nombrado obispo, entonces ellos pensaron en irse para allá. Ya había hablado con don Lino Aguirre para irse cuando el Cardenal Garibi le habla al padre y le pregunta: ‘¿A qué se iban a dedicar las hermanas?’ y él dijo: ‘Pues para la catequesis’ y dijo el cardenal: ‘entonces esa fundación se queda aquí’”, comentó la hermana María Magdalena Ramírez Llamas, responsable del apostolado congregacional.
Espiritualidad y carisma
“Nuestra espiritualidad está fundada en Cristo crucificado –dijo la hermana Magdalena- y en esa dialéctica del Misterio Pascual se va forjando nuestra vida consagrada y estamos de lleno en lo que es la pastoral. Nosotras trabajamos en las parroquias, en la formación de catequistas, de grupos de adolescentes y jóvenes, grupos indígenas, o sea todo grupo que hay en una parroquia. Y también a nivel diocesano colaboramos en los secretariados diocesanos y las SEDEC en algunas diócesis”.
Sobre el origen del nombre, la hermana Veidi explicó: “somos hermanas porque vivimos en comunidades y desde ahí expresamos nuestra fraternidad en el ser de hermanas a través de detalles. Catequistas porque expresamos nuestro apostolado en la dimensión profética. Y de Jesús Crucificado porque es el núcleo de nuestra espiritualidad y de Él nace esta fundación”.
Actualmente la congregación cuenta con 200 hermanas presentes en países como Venezuela, Ecuador, Chile, Estados Unidos, España, Italia, Francia, Guatemala y algunas partes de África.
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