Nuestra Señora del Rosario de Andacollo es una advocación mariana cuya imagen se venera en su santuario ubicado en la Región de Coquimbo. Es la Patrona de los mineros y de la Arquidiócesis de La Serena.
Crédito: Arquidiócesis de La Serena
Como es tradición en Chile, las fiestas de piedad popular tienen dos fechas de celebración al año. Una es la “Fiesta Chica” que se realiza el día de la solemnidad del santo o advocación mariana; y la otra es la “Fiesta Grande” que se lleva a cabo en una fecha de mayor comodidad para los peregrinos que vienen de lejos.
En este caso, la fiesta de la Virgen de Andacollo es el primer domingo de octubre y en la semana del 23 al 27 de diciembre.
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La fiesta de este año tuvo por lema “Somos su pueblo, su historia y Ella es nuestra Madre”, con motivo de la conmemoración del 340° aniversario de la llegada de la imagen mariana a la ciudad minera de Andacollo y 20 años de la declaración de Basílica Menor en su honor.
En la Misa, se presentó ante el Altar el Decreto de nombramiento de la Basílica, firmado por el Papa San Juan Pablo II en 1998. Además, se ofreció una piedra como símbolo de la firmeza de la fe de la Iglesia y del inicio de los cimientos de la construcción del templo.
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Se presentó también un Estandarte propio del tradicional baile religioso “chino”, el que acompaña desde el inicio de la bendición del templo grande, y se bendijeron unos galvanos que se entregaron a los benefactores del santuario.
En su homilía, el Arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo invitó a los fieles a “imaginar, por un momento, los miles y miles de peregrinos que han encaminado sus pasos hasta esta morada del Señor, también lugar de gracia y bendición, espacio para el encuentro con el Señor y con su santa Madre”.
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El santuario ha sido “meta anual de peregrinación de tantas generaciones de hombres y mujeres que han venido a ofrecer lo mejor de sí mismos, sus propias vidas al Señor, también sus inquietudes, dolores y sufrimientos, sus alegría y penas, sus anhelos y esperanzas”.
Asimismo, destacó que “son 340 años, además, precisamente en este día, que la Virgen santa hizo de este lugar privilegiado, su morada”.
“Como buena Madre, se adelanta, prepara el hogar para sus hijos, los acoge con su mirada limpia y serena, los fortalece con las palabras de su Hijo, palabras de vida eterna, los acaricia con la ternura de una madre ante los innumerables desafíos, problemas y dificultades, personales y familiares; infunde fortaleza y coraje, para que sus devotos puedan seguir la peregrinación de la vida, en el nombre de su Hijo”, reflexionó el Prelado.
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Finalmente, Mons. Rebolledo pidió a los devotos a comprometerse con la Virgen de Andacollo a “construir corresponsablemente la ciudad terrena, en todos sus innumerables desafíos”.
“Ella ha venido a este lugar para hacer de él su morada y desde aquí animarnos y fortalecernos en el gran reto de seguir siendo, en la vida concreta de cada día, la maravillosa realidad expresada en el lema de esta celebración: Somos su Pueblo, su Historia y Ella es nuestra Madre”, concluyó.
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