Haciendo referencia al Evangelio del día, que cuenta la elección de los doce apóstoles por parte de Jesús, el Santo Padre explicó que los elige “para que estén con Él y para mandarlos a predicar con el poder de expulsar demonios”.
Los Doce — afirmó– son los primeros obispos. Y después de la muerte de Judas fue elegido Matías y esta es la “primera ordenación episcopal de la Iglesia. Francisco recordó que “los obispos son columnas de la Iglesia” llamados a ser testigos de la Resurrección de Jesús.
Al respecto, el Santo Padre precisó que los obispos tienen la responsabilidad de ser testigos: testigos de que el Señor Jesús está vivo, que el Señor Jesús resucitó, que el Señor Jesús camina con nosotros, que el Señor Jesús nos salva, que el Señor Jesús dio su vida por nosotros, que el Señor Jesús es nuestra esperanza, que el Señor Jesús nos recibe siempre y nos perdona. “Nuestra vida debe ser esto: un testimonio. Un verdadero testimonio de la Resurrección de Cristo”, aseguró.
En la homilía, el Santo Padre explicó que los obispos tienen dos tareas. “La primera tarea del obispo es estar con Jesús en la oración. La primera tarea del obispos no es hacer planes pastorales… ¡no! Rezar: esta es la primera tarea”, subrayó. La segunda tarea es “ser testigo, es decir, predicar”. Predicar la salvación que nos trajo Jesús.
Estas dos tareas no son fáciles, explicó Francisco, pero que son precisamente las que hacen fuertes las columnas de la Iglesia. Si estas columnas se debilitan porque el obispo no reza o reza poco, se olvida de rezar; o porque el obispo no anuncia el Evangelio, se ocupa de otras cosas, la Iglesia también se debilita; sufre. El pueblo de Dios sufre. Porque las columnas son débiles.
Por otro lado, el Papa aseguró que “la Iglesia sin obispo no puede caminar” por eso “nuestra oración por nuestros obispos es una obligación, pero una obligación de amor, una obligación de hijos en lo relacionado con el Padre, una obligación de hermanos, para que la familia permanezca unida en la confesión de Jesucristo, vivo y resucitado”.
Finalmente, el Santo Padre invitó a todos a rezar por los obispos “porque también nosotros somos pecadores, también nosotros tenemos debilidades, también nosotros tenemos el peligro de Judas: porque también él había sido elegido como columna”. También nosotros –advirtió– corremos el riesgo de no rezar, de hacer algo que no sea anunciar el Evangelio y expulsar los demonios.
Francisco pidió “rezar, para que los obispos sean lo que Jesús quería, que todos nosotros demos testimonio de la Resurrección de Jesús”. Recordando que en todas las misas se reza por Pedro y por el obispo del lugar, Francisco exhortó a rezar por el obispo con el corazón y pedir: “Señor, cuida de mi obispo, cuida de todos los obispos, y mándanos obispos que sean verdaderos testigos, obispos que recen, y obispos que nos ayuden, con su predicación, a entender el Evangelio, a estar seguro que Tú, Señor, estás vivo, estás entre nosotros”.+
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