“La Iglesia Católica cree que la pena de muerte es una forma innecesaria y sistémicamente defectuosa de castigo”, sostuvo en un comunicado la Conferencia Católica de Ohio, donde aborda el caso de Ronald Phillips, ejecutado por el asesinato de una niña.
“Los obispos católicos de Ohio buscaron misericordia para el Sr. Phillips al creer que la conversión espiritual es posible y que toda vida -incluso la del peor ofensor- tiene valor y dignidad”.
“Que su alma, por la misericordia de Dios, descanse en paz”, expresaron.
La ejecución del 26 de julio fue la primera en Ohio desde 2014. Phillips, de 43 años, fue ejecutado por inyección letal en el Centro Correccional de Lucasville, ubicado al sur de la ciudad, según informó Associated Press.
Fue condenado a muerte por violar y asesinar en 1993 a la hija de su ex pareja, de tres años de edad, llamada Sheila Marie Evans.
Diez minutos antes de su muerte entregó su última declaración.
“Sheila Marie no se merecía lo que le hice”, dijo Phillips a la familia de la niña. “Siento mucho que hayan tenido que vivir durante tanto tiempo con el peso de mis acciones”, expresó.
Ese día, Phillips pasó la mayor parte de la mañana rezando, de rodillas y leyendo la Biblia. El Gobernador de Ohio, John Kasich, había rechazado la solicitud clemencia en 2016 por “la naturaleza extremadamente brutal de la ofensa cometida contra una niña inocente de 3 años”.
Los obispos de Ohio citaron previamente el discurso del Papa Francisco en el Congreso de Estados Unidos, donde pidió el fin de la pena de muerte.
Por su parte, la Directora Ejecutiva de Catholic Mobilizing Network, Karen Clifton, señaló que su organización estaba “profundamente entristecida” por la reanudación de las ejecuciones.
“Nuestras oraciones están con la víctima, su familia y todos aquellos a quienes se les pidió participar en la ejecución de Ronald Phillips”, expresó.
“Ronald Phillips cometió un crimen horrendo, pero a través de la gracia del amor transformador de Dios se convirtió en una persona que pidió perdón y pasó, junto con otros, de la ira y el odio al arrepentimiento”, dijo Clifton.
“La ejecución de hoy resalta la necesidad de la misericordia y reconciliación en nuestro sistema de justicia”, sostuvo en su momento.
En esta línea, Clifton pidió al estado de Ohio reconsiderar las otras 26 ejecuciones programadas.
Entre los demás opositores está la organización Ohioans to Stop Executions, que entregó más de 27.500 firmas al gobernador Kasich pidiendo posponer las ejecuciones en el estado, incluida la de Phillips, según informó Cleveland.com.
También abogaron por mejores garantías para prevenir la ejecución de personas inocentes y respaldaron las 56 recomendaciones que el Grupo de trabajo del Tribunal Supremo de Ohio sobre la pena de muerte realizó para la legislatura estatal.
Las compañías farmacéuticas europeas han prohibido la venta de sus fármacos para propósitos de ejecuciones, lo que ha dificultado el trabajo para los funcionarios del estado de Ohio a cargo de ellas, quienes señalaron que tienen droga suficiente para realizar tres ejecuciones.
Las ejecuciones en el estado de Ohio se detuvieron después de lo ocurrido con el convicto Dennis McGuire en enero de 2014, en cuya ejecución se le vio apretando los puños, tratando de sentarse, jadeando para respirar y ahogarse, durante 26 minutos hasta que finalmente murió.
McGuire fue condenado por el asesinato de una mujer y su hijo por nacer en 1989. En los meses previos a su ejecución, acudió al Sacramento de la Reconciliación y asistía a las Misas semanales de la prisión.
En la Misa previa a su ejecución, recibió la unción de los enfermos y moribundos, además de dirección espiritual.
Desde que la pena de muerte se reanudó en Ohio en 1999, 54 personas han sido ejecutadas.
Traducido y adaptado por Bárbara Bustamante. Publicado originalmente en CNA.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 26 de septiembre de 2016
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