Desde una ciudad en Brasil donde hay un alto nivel de suicidios me pedían desde un grupo religioso algún consejo. Mi respuesta ha sido la siguiente:
Un magno exorcismo, por supuesto, ayudaría, pero no sería suficiente. Tal como ustedes piensan, la solución pasa por hacer una gran misión en su ciudad. La ciudad tiene que ser de nuevo evangelizada. Si hay tantos suicidios es porque la población se alejado de los caminos del Señor. El índice tan grande de suicidios es un signo de un alejamiento más profundo.
Para evangelizar la ciudad hay que hacer un plan como si se tratara de una verdadera guerra, una guerra que se lucha con armas espirituales. Ese plan tiene que incluir predicaciones regulares por parte de los mejores predicadores de la diócesis y de fuera de ella, lograr que haya lugares donde siempre haya sacerdotes en el confesionario para que la gente se pueda confesar a cualquier hora del día, adoración del Santísimo Sacramento, grupos semanales de lectura de la Biblia, grandes liturgias eucarísticas realizadas con la mayor solemnidad posible, etc.
Pero primero de todo para llevar a cabo esta guerra hay que tratar de entusiasmar al clero. Durante varios meses habría que intentar regenerar a los sacerdotes de esa ciudad, haciendo que asistan a charlas, predicaciones y un retiro organizado por el obispo. La primera fase de esta batalla consiste en intentar lograr una conversión del clero.
Sí, tantas muertes son un signo de que algo más profundo está fallando. Pero es posible revertir el proceso, siempre es posible. Que Dios les bendiga.
Padre Fortea
Publicar un comentario