Sólo por hoy trataré de vivir
exclusivamente al día
sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
Juan XXIII
Al ser humano moderno parece que nada le alcanza: siempre le falta tiempo, no le alcanza el dinero, no le alcanza el amor de una pareja, en fin… ¡Nada parece ser suficiente! Distraídos, siempre pensando en el mañana, incapaces de disfrutar y vivir el hoy.
¿En qué piensas la mayor parte del tiempo?
Si tu respuesta es pensar en deudas y compromisos, en cuentas que debes pagar, en trabajar sin parar intentando asegurar que no falte lo necesario (y lo innecesario) a tus hijos, si casi siempre estás angustiado porque no logras alcanzar ese nivel de vida que deseas por más que te esfuerzas, entonces eres de aquellos que viven en el oscuro y letal mundo del estrés.
México ocupa el nada honroso primer lugar de estrés en el mundo. Somos un pueblo de gente estresada; de un tiempo a la fecha, casi todas nuestras ideas de felicidad terminan en una tienda. Nos convertimos, de ser un pueblo de fe, en un pueblo de ansiosos, de gente que vive “correteando la chuleta” sin tiempo para los hijos, la pareja, el descanso, para sí mismo y menos para la fe y el crecimiento personal. Nos hicimos una sociedad de deprimidos que sólo miran al pasado o bien, un pueblo de angustiados que siempre está con miedo al futuro.
Trae tu vida al presente, al regalo maravilloso de este instante en que respiras: ahora, en este tiempo, aquí, en este espacio, es donde todo comienza y todo termina. Este es el momento ideal para ser y para hacer aquello que te hace sentir mejor, que te procura paz, que te llena el alma de amor y de momentos importantes. Es momento de renunciar a abarcarlo todo, a dar su debido tiempo y espacio a las cosas. Tu vida es un puñado de instantes y “a cada día le basta su propio afán” dicen los evangelios.
¿Dónde estás? “Aquí” ¿Qué hora es? “Ahora” ¿Quién eres? “Este momento”.
Facebook: Fernando D´Sandi
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