Hoy he estado leyendo cómo se administraba la unción de los enfermos en los reinos de España que todavía no tenían la liturgia romana:
Curiosamente, se ungía al enfermo una sola vez al enfermo, en la cabeza y al principio de la ceremonia, lo primero de todo. En el cuadro que he puesto arriba se ve cómo se ungía sobre los párpados, porque en el rito romano se hacía así, en los cinco sentidos.
Con el sacramento de la unción de los enfermos se recibe:
1. Una gracia misteriosa para el alma: una gracia santificante.
2. Purificación de las manchas espirituales que todavía quedan.
3. Ayuda en la enfermedad: consuelo, paz, ánimo, alivio, fortaleza.
Si Dios ve que conviene, también puede dar la salud al cuerpo o, al menos, un alivio. Pero no hay que confundir el sacramento (misterio grandioso del obrar Dios) con un sacramental.
Dicho de otro modo, si uno está enfermo, pero no corre peligro su vida, se le puede bendecir, se le puede ungir con aceite bendito, pero no se le administrará el sacramento.
Una cosa es pedir por la salud y otra preparar el alma para el momento final. Para lo primero están los sacramentales, para lo segundo está el sacramento.
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