Por Jorge Rocha
Hace quince días se realizó la consulta ciudadana en torno a la construcción de la ciclovía instalada en el Boulevard Marcelino García Barragán. Los resultados del ejercicio fueron contundentes, participaron 22,142 personas de los cuales 17,274 votaron a favor de la ciclopista, es decir, una abrumadora mayoría se pronunció apoyando este proyecto. A propósito de este asunto, se generaron una serie de debates que desde mi punto de vista abonan a mejorar nuestra democracia, ya que el mismo hecho de discutir en torno a lo público siempre será benéfico.
Ahora bien, desde mi perspectiva hay tres grandes lecciones que se derivan de este ejercicio y del debate en torno a él:
1. El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) cometió un error al someter a votación un derecho, que consiste en la posibilidad de que los conductores de bicicletas puedan transitar por el espacio público de forma segura y en la misma igualdad de condiciones que los conductores de los autos. Uno de los grandes lastres de esta ciudad consiste en tratar y pensar al espacio público de forma patrimonialista, es decir, creer que el espacio público se gestiona como si fuera espacio privado y por lo tanto eso nos hace pensar que nuestros derechos están por encima de los derechos de los demás. Esta forma de proceder la tienen muchos vecinos de las colonias, los constructores, los que apartan lugares, muchos automovilistas o los que hacen de las calles una extensión de sus negocios particulares (sólo hay que darse una vuelta al mercado de Abastos para ver esta situación) que consideran que las calles son suyas, y no es así, las calles son de todos simple y sencillamente porque son espacio público. Varios dirán que tienen más derechos que otros sobre un espacio porque lo cuidan, es decir, barren la calle, podan los árboles, cuidan las banquetas, pero hay que pensar que otros muchos hacen lo mismo; y entonces lo que realmente tenemos es un cuidado social y comunitario de los espacios que benefician a todos. Todos cuidamos para que todos nos beneficiemos.
2. Afortunadamente los ciudadanos le corrigieron la “plana” al IEPCJ y de manera contundente se pronunciaron a favor de la ciclopistas. Esto desde mi punto de vista plantea dos mensajes, el primero es la necesidad de generar un sistema de ciclopistas en toda la ciudad ya que es una urgencia y una necesidad social, no se puede seguir postergando esta política pública que busque desincentivar el uso del automóvil privado para transportarse y fomentar el uso de la bicicleta de forma segura. El segundo mensaje es que la ciudadanía participa cuando se le involucra en las decisiones públicas y eso es una buena noticia. Hay quienes desestiman la participación y dicen que fueron pocas las personas que fueron a votar, esta forma de valoración me parece muy poco seria, ya que no tenemos parámetros ni experiencias previas para confrontar si son muchos o pocos. Lo inédito del ejercicio genera la necesidad de continuar con ejercicios sistemáticos, y luego entonces podamos ahora sí, hacer las ponderaciones pertinentes.
3. Finalmente me parece muy razonable que en casos como la construcción de una ciclopista, sí se realicen ejercicios de planificación participativa donde los vecinos y los implicados en el asunto tengan una aportación sustantiva a los proyectos ejecutivos, es decir, no se trata de someter a consideración si un derecho se hace cumplir o no, pero lo que si se puede dialogar de forma colectiva es cómo se puede hacer vigente un derecho o cómo se puede implementar de mejor manera una política pública, de acuerdo con la experiencia de las personas que a diario viven el problema que se quiere resolver. Esto me parece que cada vez se impone en el desarrollo de la ciudad donde la palabra de los vecinos de las colonias debe ser considerado desde el diseño mismo de los proyectos.
Esperemos que estos aprendizajes sociales nos ayuden a vivir cada vez mejor y poder resolver el problema cada vez más grave de una metrópoli colapsada e insegura.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
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