40 años después, ameritada Generación de Sacerdotes

Fraternidad, alegría y gratitud

Todos ellos, de la entonces naciente Diócesis de San Juan de los Lagos, se habían formado en el Seminario Diocesano de Guadalajara.

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Pbro. Óscar Maldonado Villalpando

En aquella tierra bendita, característico rincón de Los Altos de Jalisco, en las lomas que se ubican más allá del Río Verde, en Cañada de Islas, del Mexticacán apretado de tradiciones cristianas, fue la celebración de este singular aniversario.
El jueves 17 de diciembre de 2015, a las 12 del día, se hizo la cita en el suntuoso y magnífico Santuario de los Santos Mártires de Cristo Rey. El hecho evocaba a los chicos que por 1961 ingresaron al Seminario Menor de Guadalajara y que, en 1975 unos, y otros en 1976, recibieron las Órdenes Sagradas. Luego de cuatro décadas de aquellas cosas, de aquellos sueños, anhelos, luchas y sufrimientos, cruzando el retador y promisorio valle de la juventud y la cuesta de los avatares del ministerio sacerdotal, encrucijada áspera y gozosa a la vez, llegan a este recodo de su camino.

Reminiscencias
Cabe señalar que vivieron tumbos y sobresaltos tanto inusitados como abruptos. Un buen día amanecía, sorprendiendo el cielo tapatío, la Nueva de que la legendaria y célebre Provincia Eclesiástica de La Nueva Galicia, la bienamada Perla de Occidente, daba a luz dos nuevas Diócesis. En 1972, este puñado de valientes, desde el Seminario Mayor en Chapalita veía ya cercana la meta, a menos de dos años de la cumbre. Los que hasta ese momento caminaban en la misma dirección habrían de hacer una nueva opción: permanecer para servir en la Arquidiócesis tapatía o ir de regreso a su Región, que en el caso eran Ciudad Guzmán o San Juan de los Lagos.
Y los que hoy se festejan son aquellos que fueron “fieles a la Cruz de su Parroquia”, de su tierra, de su naciente iglesia local, pues optaron por quedarse bajo el manto de Nuestra Señora, la muy querida, la Virgencita de San Juan de los Lagos. Todo empezaba otra vez, un nuevo camino, aprendiendo a dar pasos en la nueva ruta. En 1975 y 1976 surgieron estos óptimos frutos sacerdotales. Ésta es una Generación que desbordó el camino conocido hasta entonces; el Grupo se desgajó y se esparció como fecunda semilla del Evangelio.
Allá por 1961, los más chicos, firmaron una histórica página: inauguraron como Casa de Estudios la finca del Seminario en Tapalpa; otros se quedaron en la Casona de San Martín, en Guadalajara; unos más, iniciaron la Carrera de 15 años en alguno de los Seminarios Menores Auxiliares: San Juan de los Lagos, Ciudad Guzmán o Totatiche.
Hoy, ¡cómo impone llegar a esos lugares consagrados a Cristo Rey! Todo, en orden y concierto, bello y limpio; el Templo emblemático, colorido y devoto. Cada detalle muestra ofrendas de calidad y de mucha generosidad.

LOS PARTICIPANTES
La Celebración en el Santuario de los Mártires de Cristo Rey recuerda la gesta memorable de La Cristera, que trajo la floración de los Mártires. Aquí ejerce su ministerio el Padre Luis García León, quien recibió a los demás: el Canónigo de la Catedral Basílica de San Juan, Ignacio Hernández Jiménez; el Padre Miguel Ángel Pérez Magaña, Vicario Parroquial en La Capilla de Guadalupe; el señor Cura Pedro Ruiz Navarro, Párroco de Mezcala; el Padre Anastasio Ulloa Amézquita; el Padre Juan López Ponce, Capellán Auxiliar en la Catedral alteña. Además, del mismo Grupo: el Sr. Cura Felipe Alba Romo, Párroco de San Pedro Apulco, Zac., el Padre Raúl González Jiménez, Capellán del Santuario de Toyahua, Zac., y el Padre Óscar Maldonado, Vicario Parroquial de El Señor de los Milagros, en San Pedrito.
También tomaron parte otros solidarios Sacerdotes de la Diócesis de San Juan, para totalizar 15. De parte del Pueblo de Dios, acudieron familiares de los festejados, personas de la Capilla de Guadalupe, de San Julián y de otros lugares de donde son originarios los involucrados o donde han prestado sus servicios pastorales. Un signo muy especial fue la presencia de los Laicos que fueron compañeros en el Seminario desde 1961 y conservan una relación fraterna con su Generación. Ellos hicieron una presencia muy cordial y alegre.
Así comenzó la Santa Misa en el hermoso Templo, solemnizada por un magnífico Coro con sus cantos llenos de devoción. Presidió el Padre Luis García, quien en la homilía expresó su sentir, y en nombre de sus compañeros pidió perdón a Dios, a la Iglesia y a sus hermanos por las deficiencias habidas en tan largo caminar dentro del ministerio. Se alegró con todos y manifestó una profunda y sincera gratitud a Dios y a las personas cercanas. Una Celebración muy sentida y animada, que condensa toda una etapa de la vida.
Terminada la Misa, todos fueron invitados a un Centro Pastoral, muy espacioso y adecuado para la convivencia, donde se ofreció el convivio con viandas abundantes y deliciosas, dando oportunidad a cambiar impresiones y hacer recuerdos entrañables; ocasión de sonreír y de alegrarse por esta reunión, por volver a encontrarse después de cuarenta años de vida sacerdotal.

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