Dos cuadros



El primer cuadro se titula El padre Fortea después de las cenas navideñas. El segundo cuadro se titula, El padre Fortea después a mitad de la cuaresma. El segundo cuadro me salió sustancialmente más barato que el primero.
Hoy, otra vez, he estado escuchando a Bach. Concretamente, el concierto nº4 de Brandenburgo en varias versiones. Ésta que pongo aquí me parece magníficamente sonora, especialmente vivaz:
Os aseguro que estas armonías, técnicamente hablando, no tienen nada que ver con las de Beethoven o Mozart o autores sinfónicos actuales que admiro tanto como Craig Armstrong y otros.
Cuando escucho a Bach, a diferencia de otros autores de época, me pregunto siempre a nivel técnico: ¿cómo es posible? No cambieis ni una sola nota, no cambieis la duración de ninguno de los instrumentos, el más mínimo cambio destruiría ese paraiso musical.
Estamos en el siglo XXI. Después de escuchar cada día más de cinco horas de música, de cualquier compositor se puede encontrar otro parecido. Pero de Juan Sebastián Bach, no.
¿Cómo acabar estas líneas en honor de toda una vida dedicada a la glorificación de Dios? Una cantata. Y eso que la música instrumental de este autor la considero muy superior a sus obras vocales. ¿Qué cantata entre todas?
Elegí la titulada Jesús, alegría del hombre que desea. Después de escuchar esta música, cualquier otra música religiosa parece un ruido de platos y cacerolas golpeadas por monos borrachos.

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets