Por Jorge Rocha
El gobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval, cambió su postura en lo referente a la construcción de la presa del Zapotillo a la que en un primer momento se opuso, pero hace unos días planteó su apoyo a que esta obra se construya hasta los 105 metros, asunto que implicaría la inundación de las poblaciones de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. Este cambio de postura ha generado un enorme descontento social y sin duda representará para el primer mandatario del estado un alto costo político.
En torno a este asunto me parece muy importante reflexionar alrededor de varios tópicos, que a continuación expongo:
a)Creo que no podemos leer el cambio de posición política del gobernador del estado sin atender los intereses que se juegan en la construcción de esta presa. Ante un eventual escenario electoral adverso, tanto en la presidencia como en la gubernatura de Jalisco, parecería que hay prisa por sacar adelante la presa del Zapotillo antes de que acaben estos periodos de gobierno. Esta sería una de las razones de este cambio de postura a pesar del costo político que ésta implica, ya que con ello se da salida a las posibles presiones de actores económicos que todavía participan de los procesos de construcción de la propia presa y de la infraestructura necesaria para llevar el agua a Guanajuato y Jalisco.
b)Cifras van y cifras vienen y hasta el momento no hay consensos al respecto de la información necesaria para tomar una decisión fundamentada al respecto del manejo del agua y su adecuada gestión. Hasta este momento no existe una narrativa única al respecto de este asunto, por lo tanto, no hay diagnósticos compartidos y tampoco soluciones dialogadas. Esta situación genera por un lado una enorme desconfianza de la ciudadanía al respecto de las decisiones tomadas y por otro lado no permite un diálogo franco y profundo en torno al problema del agua en el estado de Jalisco y en el Occidente del país. Mientras no tengamos un piso común de debate y discusión el riesgo de tomar decisiones discrecionales que atiendan los intereses de algunos cuantos es muy alta. Un asunto tan fundamental como el manejo del agua tendría que manejarse con total transparencia, amplitud y pulcritud.
c)El tercer asunto se refiere a la necesidad de contar con una visión integral de la gestión social del agua, que va mucho más allá de la construcción de una presa y que implica una política amplia que contemple el uso racional del agua, una distribución justa y equitativa de la misma en todos los territorios implicados en una cuenca, un manejo sustentable que atienda a las capacidades y necesidades del ciclo hidrológico y una perspectiva del agua en clave de derechos humanos y no como una mercancía o un negocio. Para gestionar el agua de otra forma es necesario superar las visiones capitalistas de su manejo y pasar a una lógica del agua como un derecho humano fundamental.
d)Finalmente, la forma como se ha entablado la relación con las personas que viven en las comunidades que pretenden inundar ha sido errática desde el principio. No hubo consultadas adecuadas en el proceso, las propuestas de reubicación e indemnización fueron muy malas, no se les ha considerado como un actor clave en el proceso y se le define como una “minoría” que debe ceder ante las necesidades de una supuesta “mayoría” que al día de hoy no tiene un rostro claro y que es utilizada como argumento para dar salida a este tipo de arbitrariedades. Al respecto de este asunto los gobiernos que han pasado desde que empezó esta obra se han equivocado y la postura del gobernador lo único que hace es ahondar en esta errática forma de proceder.
Es muy posible que a este proceso le queden muchos capítulos por escribir, pero lo que es una necesidad imperiosa es que el tema se tiene que dialogar entre todos los implicados.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
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