“Es una inmensa alegría celebrar la misa con usted, gracias por su presencia, esta es su casa”, le dijo monseñor Ossandón al Pastor de la Iglesia de Santiago, antes de comenzar la celebración de la eucaristía, y agregó: “A todos los movimientos bienvenidos a esta comunión fraterna”.
Para la lectura de la Palabra de Dios algunos fieles llevaron el libro del Evangelio al altar, que estaba engalanado con cintas de colores, como un signo de los diferentes carismas que se congregaron en el templo de la Gran Avenida.
“Quisiera agradecer al obispo auxiliar de Santiago, don Pedro, y a los sacerdotes que nos acompañan, por la invitación para celebrar junto a ustedes este día de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades de la Zona Sur de nuestra arquidiócesis”, dijo monseñor Ezzati al comienzo de su homilía.
La catequesis del Arzobispo de Santiago siguió con una reflexión en torno al don de la fe: “Cómo hace una mujer que lleva adelante el peso de un hijo perdido si no ve la luz pequeña de la fe, que le permita descubrir que Dios es más grande que su problema. Cómo hacemos los pecadores para comprender que nuestros pecados no marcan nuestra existencia de forma definitiva, sino que es el amor del Señor el que marca nuestras vidas sino es a través de la fe”.
Al terminar su homilía, monseñor Ezzati invitó a los asistentes a salir de sus casas y comunidades: “Con la Misión Territorial de 2014 queremos ir al encuentro de tantos y tantas hermanas para decirles que en Jesús hemos encontrado al salvador del mundo, aquel que tiene palabras de Vida Eterna”, dijo, y agregó: “La Zona Sur de la Iglesia de Santiago le quiere pedir a todos los movimientos un compromiso misionero audaz, que abra las puertas del conocimiento del amor en Jesucristo a otras personas”.
Durante el ofertorio se dejaron en el altar, a los pies de Jesucristo, signos de misión: una antorcha encendida, que representaba la búsqueda de llevar la luz de Cristo a todos los rincones; luego pasaron los estandartes de cada movimiento como un modo de ofrecer los carismas al servicio de la Iglesia; por último el pan y el vino, cuerpo y sangre de Jesús.
Al final de la misa, monseñor Ezzati bendijo a los coordinadores zonales de cada movimiento y los envió, “los movimientos y nuevas comunidades eclesiales son una bendición de Dios para nuestra Iglesia”, dijo el Arzobispo, y enfatizó: “El Espíritu Santo nos suscita para ser misioneros, ojalá que Él en cada uno de ustedes encuentre a un discípulo”.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
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