Así nos cuenta en una entrevista con www.iglesiadesantiago.cl, el hermano Héctor Campos, Ministro Provincial de los Capuchinos en Chile.
¿Cómo los tomó como Congregación la muerte del padre Ignacio?
Es una pascua que él esperaba. Reiteraba mucho últimamente que estaba dispuesto, que quería volver a la casa del padre. Llegar a ese hogar que anheló tanto tiempo. Su muerte fue muy serena, muy tranquila. En el sueño. El 27 de octubre, después de celebrar la Eucaristía. Se fue con un semblante muy vivo, con mucha paz. Creemos que es un regalo de Dios el que haya muerto de forma tan tranquila. Fue un hombre que dio tanto por la Iglesia, y por ayudar a los demás.
A su juicio, ¿cuál cree que fue el principal aporte del padre Ignacio a la vida de la Iglesia?
Su consigna, al creer en el amor de Dios, quería que la gente también experimentara ese amor, que fuera feliz, por eso, en sus escritos y libros vemos muy bien reflejado el tema de la misericordia, el tema del sufrimiento, cómo acompañarlo. Sufrimiento que él también experimentó. Incluso, en su libro “Del sufrimiento a la paz”, ayuda a sobrellevarlo, y descubrir en el dolor la presencia de Dios. Eso es lo central.
Cuál fue su último servicio, ¿a qué dedicó sus últimos días el padre Ignacio?
Él, a pesar de sus 85 años, en 2012 emprendió todo un nuevo itinerario de cursos, conferencias y charlas a los talleristas. Lo que él llamaba la refundación de los Talleres Oración y Vida. Recordemos que él creó el movimiento aprobado por el Papa Juan Pablo II y ahora buscaba una refundación del mismo, para que otros pudieran replicarlos en sus comunidades. Estaba en eso.
Una vez repatriados desde México, los restos del padre Ignacio Larrañaga serán trasladados a la Parroquia San Antonio de Padua, ubicada junto a la casa Provincial de los Capuchinos en Santiago (Catedral 2345, Metro Cumming). Se informará oportunamente de su funeral.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
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