El P. Fortea señaló que si a pesar de que se hayan puesto “todos los medios humanamente posibles para la resolución de un caso” aun así “un exorcismo indefinido no da ningún signo de acercarse a su final, entonces téngase en cuenta que Dios puede permitir que una persona porte sobre sí este sufrimiento como expiación por sus propios pecados y para beneficio del resto de la Iglesia”.
“La única respuesta a por qué Dios permite tal cosa, es la propia purificación y la santificación”, escribió.
El sacerdote español destacó que “si Dios permite la cruz de una enfermedad crónica del cuerpo (como, por ejemplo, la diabetes o la necesidad cada dos días de la hemodiálisis), ¿qué razón encontraremos para que no pudiese permitir este otro tipo de carga sobre la persona, la cruz de la acción extraordinaria del demonio?”.
“Desde luego, los episodios en los que los demonios atacan físicamente a los siervos de Dios, los podemos rastrear en la vida de infinidad de santos, desde la antiquísima vida de San Antonio Abad hasta la reciente y bien documentada vida del padre Pío de Pietrelcina”, señaló.
El P. Fortea recordó también que “en la vida de Santa Catalina de Siena, la acción maligna de los demonios sobre una ciudad es coartada por la oración y penitencia de la Santa, pero a cambio de que Dios permitiera que los demonios atormentaran el cuerpo de Santa Catalina”.
Así como hay casos de “ataques físicos demoníacos provistos de un sentido intercesor pro bono Ecclesiae (para el bien de la Iglesia)”, indicó, también se han producido casos de “auténtica posesión demoníaca” en algunos santos.
El famoso exorcista citó en su libro pasajes de Historia de un alma de Santa Teresa de Lisieux, en el que la santa recordó una enfermedad que “provenía, ciertamente, del demonio”, pues “decía y hacía cosas que no pensaba. Parecía estar en un continuo delirio, diciendo palabras que no tenían sentido, y sin embargo estoy segura de que no perdí ni un solo instante el uso de la razón”.
El sacerdote español señaló que “este tipo de casos lleva a la conclusión de que el misterio de la posesión excede con mucho en su complejidad, a los esquemas simplistas que la consideran completamente explicada, como fruto de un pecado producido por el esoterismo”.
“El sentido teológico de la posesión es bastante más amplio y sus ramificaciones más misteriosas”, advirtió.
El P. Fortea subrayó que “del mismo modo que no en todas las personas la posesión comienza por el pecado, así tampoco la remoción de los pecados graves asegura que una posesión acabe”.
Puede descargar gratuitamente el libro La tiniebla en el exorcismo, así como otros textos del P. José Antonio Fortea, en este enlace: https://www.aciprensa.com/fortea/
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