En su reflexión semanal, publicada por la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), Mons. Arancedo señaló que “participar en la Santa Misa, que es celebrar la Eucaristía, es asumir un compromiso con Cristo que nos debe definir como ‘discípulos y misioneros’ de su presencia en el hoy de nuestra historia”.
El Prelado destacó que “Jesucristo nos dejó en la Eucaristía, a modo de un testamento vivo y personal, su presencia. En ella nos dice cómo ha querido quedarse con nosotros”.
“No se trata de una creación de la Iglesia sino de fidelidad a su voluntad. Así lo vivió la Iglesia desde el comienzo, siguiendo fielmente la trasmisión de los apóstoles”.
Mons. Arancedo indicó además que “si bien Jesucristo es el centro de la Eucaristía, no nos podemos quedar en esta sola afirmación, debemos descubrirnos como sus destinatarios”.
“Jesucristo no ha venido solo para quien lo recibe, ha venido para todos”, dijo, y señaló que “comprender este alcance universal de su presencia, es leer con fe el sentido de su misión que no se cierra en aquellos que lo reciben, sino que los compromete en su misión”.
El Arzobispo argentino precisó que “la fe cristiana tiene una pretensión de universalidad que no es proselitismo, sino testimonio de una presencia que, respetando la libertad, presenta un camino que moviliza por atracción de su verdad, bondad y belleza”.
“Esto aleja a la fe cristiana de todo fanatismo que comprometa la libertad del hombre. Misión no es proselitismo”, señaló.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 18 de junio de 2017
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